III. Otras disposiciones. COMUNIDAD AUTÓNOMA DE EXTREMADURA. Bienes de interés cultural. (BOE-A-2022-14724)
Decreto 84/2022, de 28 de junio, por el que se declara bien de interés cultural "La Montería y la Rehala en Extremadura" con el carácter de patrimonio cultural inmaterial.
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BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO
Núm. 216
Jueves 8 de septiembre de 2022
4.
Sec. III. Pág. 124640
Las rehalas o recovas en Extremadura.
La montería necesita del conjunto de perros que componen las rehalas para su
estrategia cinegética. En Extremadura, las rehalas se conocen con el término de Recova.
En el Libro de la Montería de Alfonso XI, se informa sobre cómo se realizaba la montería
y se utilizaban los perros en época medieval, cuya organización recordaba a un
dispositivo militar e identificaba al montero como aquel que tiene perro y lo suelta en la
montería.
El término rehala procede del árabe «rahala» que se refiere a «partida de ganado de
distintos dueños conducidos por un solo mayoral» que, en castellano medieval, se usa
para denominar a una partida o tropa militar (Aguado, 2017).
El componente asociativo de las rehalas surge en el momento en el que los
cazadores ven la necesidad de unir sus perros para poder batir el monte. Con el paso del
tiempo, esta función ha ido ampliándose, creando una red social.
Aguado (2017) diferencia dos tipos de rehalas según su origen: las rehalas de clase
social alta y las rehalas sociales. Los cambios acaecidos en la organización de las
monterías, tienen su reflejo en las rehalas. La «montería romántica», a finales del siglo
XIX y primer tercio del siglo XX, duraba varios días y participaban en ellas clases altas
de la sociedad. En ese momento, los cortijos de las fincas solían albergar a los perros y
perreros días antes de la montería. El acceso a la mancha, la suelta de los perros, la
recogida de las reses, se hacía a lomos de caballerías o andando.
Con la introducción de los vehículos a motor los desplazamientos se simplificaron. La
comercialización de las monterías provocó un aumento de las rehalas sociales y de
propietarios. El rehalero mercantiliza su trabajo con el alquiler de sus servicios o la
contraprestación de un puesto de montería.
Aguado (2017) señala que la figura del rehalero en el contexto de la montería, tiene
una función delimitada e integrada en la estrategia de la cacería. Por otro lado, el trabajo
y la solidaridad entre perreros denotan un vínculo colectivo basado en normas no
escritas. A partir de la década de los 90 del siglo XX, esta asociación encuentra vías de
institucionalización en asociaciones locales y, finalmente con la creación en el año 1996
de la Asociación Española de Rehalas.
Dentro de las recovas hay dos figuras fundamentales: el perrero (podenquero) y el
perro. La relación entre cazador y perro es muy común en la caza menor, y en la caza
mayor, la relación se establece entre el rehalero y el perro de montería.
El perrero o podenquero es el guía de la rehala de la montería, mientras que el perro
es fundamental por su labor en la suelta y en la forma de echar la mancha. Según las
condiciones de cada perro, estos adoptarán una función y posición en el monte. En este
sentido, cabe distinguir entre el perro busca o primero, también llamado maestro, que
localiza y rastrea las reses; el perro medio o de acoso, normalmente más joven que el
anterior; y el perro de agarre, que proporciona seguridad en situaciones directas con las
reses. Los perros cumplen la función de localizar las reses, acosándolas y dirigiéndolas
hacia las posiciones de tiro. Las razas de perros relacionadas con las rehalas han sido
clasificadas por Castejón (2016). Las rehalas están sometidas a normativa referida a los
núcleos zoológicos, al transporte, al control sanitario, los seguros, etc.
Algunos rehaleros extremeños mantienen la costumbre de batir la mancha a caballo,
si bien, esta es una práctica cada vez menos extendida.
– Recovas, rehaleros y podenqueros en la montería.
Ser rehalero, ser perrero, también es ser cazador. Hay que distinguir entre la figura
del rehalero, que es el dueño de la rehala, y la del perrero o podenquero. El perrero es el
encargado de dirigir a la rehala en la montería. Este puede coincidir con la figura del
rehalero, cuando es dueño de los perros, o no. El perrero realiza el trabajo duro.
cve: BOE-A-2022-14724
Verificable en https://www.boe.es
– Composición de las recovas.
Núm. 216
Jueves 8 de septiembre de 2022
4.
Sec. III. Pág. 124640
Las rehalas o recovas en Extremadura.
La montería necesita del conjunto de perros que componen las rehalas para su
estrategia cinegética. En Extremadura, las rehalas se conocen con el término de Recova.
En el Libro de la Montería de Alfonso XI, se informa sobre cómo se realizaba la montería
y se utilizaban los perros en época medieval, cuya organización recordaba a un
dispositivo militar e identificaba al montero como aquel que tiene perro y lo suelta en la
montería.
El término rehala procede del árabe «rahala» que se refiere a «partida de ganado de
distintos dueños conducidos por un solo mayoral» que, en castellano medieval, se usa
para denominar a una partida o tropa militar (Aguado, 2017).
El componente asociativo de las rehalas surge en el momento en el que los
cazadores ven la necesidad de unir sus perros para poder batir el monte. Con el paso del
tiempo, esta función ha ido ampliándose, creando una red social.
Aguado (2017) diferencia dos tipos de rehalas según su origen: las rehalas de clase
social alta y las rehalas sociales. Los cambios acaecidos en la organización de las
monterías, tienen su reflejo en las rehalas. La «montería romántica», a finales del siglo
XIX y primer tercio del siglo XX, duraba varios días y participaban en ellas clases altas
de la sociedad. En ese momento, los cortijos de las fincas solían albergar a los perros y
perreros días antes de la montería. El acceso a la mancha, la suelta de los perros, la
recogida de las reses, se hacía a lomos de caballerías o andando.
Con la introducción de los vehículos a motor los desplazamientos se simplificaron. La
comercialización de las monterías provocó un aumento de las rehalas sociales y de
propietarios. El rehalero mercantiliza su trabajo con el alquiler de sus servicios o la
contraprestación de un puesto de montería.
Aguado (2017) señala que la figura del rehalero en el contexto de la montería, tiene
una función delimitada e integrada en la estrategia de la cacería. Por otro lado, el trabajo
y la solidaridad entre perreros denotan un vínculo colectivo basado en normas no
escritas. A partir de la década de los 90 del siglo XX, esta asociación encuentra vías de
institucionalización en asociaciones locales y, finalmente con la creación en el año 1996
de la Asociación Española de Rehalas.
Dentro de las recovas hay dos figuras fundamentales: el perrero (podenquero) y el
perro. La relación entre cazador y perro es muy común en la caza menor, y en la caza
mayor, la relación se establece entre el rehalero y el perro de montería.
El perrero o podenquero es el guía de la rehala de la montería, mientras que el perro
es fundamental por su labor en la suelta y en la forma de echar la mancha. Según las
condiciones de cada perro, estos adoptarán una función y posición en el monte. En este
sentido, cabe distinguir entre el perro busca o primero, también llamado maestro, que
localiza y rastrea las reses; el perro medio o de acoso, normalmente más joven que el
anterior; y el perro de agarre, que proporciona seguridad en situaciones directas con las
reses. Los perros cumplen la función de localizar las reses, acosándolas y dirigiéndolas
hacia las posiciones de tiro. Las razas de perros relacionadas con las rehalas han sido
clasificadas por Castejón (2016). Las rehalas están sometidas a normativa referida a los
núcleos zoológicos, al transporte, al control sanitario, los seguros, etc.
Algunos rehaleros extremeños mantienen la costumbre de batir la mancha a caballo,
si bien, esta es una práctica cada vez menos extendida.
– Recovas, rehaleros y podenqueros en la montería.
Ser rehalero, ser perrero, también es ser cazador. Hay que distinguir entre la figura
del rehalero, que es el dueño de la rehala, y la del perrero o podenquero. El perrero es el
encargado de dirigir a la rehala en la montería. Este puede coincidir con la figura del
rehalero, cuando es dueño de los perros, o no. El perrero realiza el trabajo duro.
cve: BOE-A-2022-14724
Verificable en https://www.boe.es
– Composición de las recovas.