III. Otras disposiciones. COMUNIDAD AUTÓNOMA DE EXTREMADURA. Bienes de interés cultural. (BOE-A-2021-8027)
Resolución de 24 de noviembre de 2020, de la Consejería de Cultura, Turismo y Deportes, por la que se incoa expediente de declaración de bien de interés cultural a favor del "Flamenco en Extremadura", en la categoría de patrimonio cultural inmaterial.
19 páginas totales
Página
BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO
Viernes 14 de mayo de 2021

Sec. III. Pág. 57807

Estas expresiones abarcan en Extremadura cuatro ámbitos bien definidos: la
tradición oral, con una lírica popular y una terminología muy específica que depende de
la ubicación geográfica en la región; los usos sociales en ritos y fiestas; la manifestación
de la propia existencia al trabajar generalmente temas cotidianos; y, finalmente, la que se
refiere a las técnicas artesanales para realizar los instrumentos.
El Flamenco en Extremadura tiene como base el romancero, los fandangos
comarcales y otros aires populares. Pero el Flamenco, aunque indudablemente emana
en muchas de sus manifestaciones del folklore, va a superar este ámbito y a alcanzar la
categoría de arte. Arte popular, si se quiere, pero arte sin ningún género de dudas, y que
nace de la misma raíz del pueblo.
El embrión flamenco extremeño surge, fundamentalmente, en los asentamientos
gitanos. Fuentes de intercambio cultural serán, sin duda, ferias de gran concurrencia y
protagonismo gitano como las de Fregenal de la Sierra, Mérida o Zafra, por poner
ejemplos significativos.
La fiesta familiar, celebrada en el ámbito gitano, será el crisol idóneo donde se
templarán los cantes. No obstante, carecemos de la documentación precisa que ilumine
en la búsqueda de raíces tan oscuras: sólo contamos con las noticias de aquellos
viajeros románticos del XIX que tanto han aportado a los estudios antropológicos y
etnográficos en la región extremeña. Uno de aquellos, George Borrow, precisamente
traductor del Evangelio de san Lucas al caló, allá por 1850, describe el ambiente gitano
de algunos enclaves extremeños, pero no tenemos noticias precisas de «lo flamenco».
Tampoco destaca ningún artista en el ámbito del cante a lo largo del siglo XIX, por lo que
intuimos el carácter íntimo, cerrado y racial del mismo.
Las primeras y más importantes formas flamencas surgen en torno a lo que parece
ser el foco y epicentro de la génesis del cante flamenco extremeño son la «Plaza Alta»
de Badajoz y sus aledaños.
El cante extremeño, y sobre todo sus estilos más característicos, es decir los jaleos y
los tangos, son transmitidos y cantados por unas cuantas familias conocidas y
reconocidas por el colectivo. Tales son la familia del «Tío Juan Tomá», casado con «Tía
Ana, –padres de Porrina–, la de la Hipólita», con sus dos hijos, «El Romillero» y
Alejandro Vega, y su nieta Remedios Amaya. Otra familia flamenca es la de Alejandro,
padre de «La Marelu», «La Jorobita» y «El Pepe». No podemos olvidar la familia de «El
Musiquina» padre de «El Guadiana» y de Ramón «El Portugués».
En el seno de estas familias o al calor de sus influencias nacen intérpretes como «La
Kaita», «La Negra», Domingo Rodríguez de la Concepción («El Madalena»), etc. Pero,
sin lugar a duda, es José Salazar Molina, «Porrina de Badajoz», el cantaor emblemático
y fundamental en el panorama flamenco extremeño. «El Porras», tras su heterodoxia,
atesoraba una fuerte personalidad cantaora y creativa. Esto, unido a una hermosa y
potente voz que llegaba a alcanzar registros muy arriesgados, y a una ductilidad que la
hacía transformarse y cultivar un bajini de oro y plata, hacen que sea considerado la
primera figura del flamenco dentro y fuera de Extremadura.
Extremadura no sólo aporta buenos intérpretes. También cuenta con creadores que
han contribuido a enriquecer el árbol del flamenco: «Manolo de Fregenal», creador de
tres modalidades de fandangos; Pepe «El Molinero», de Campanario, creador de una
hermosa taranta; o José Pérez de Guzmán, de Jerez de los Caballeros, creador de un
fandango «abandolao».
El Flamenco en Extremadura ha calado social y culturalmente y que, en pleno
siglo XXI, vivimos un momento importante del mismo. En Extremadura hay artistas que
han conseguido premios y una presencia y proyección tal, fuera incluso de nuestra
región, que los hace ser referentes en el panorama flamenco actual. Nuestra Comunidad
Autónoma cuenta con nombres de prestigiosos investigadores, reconocidos también a
nivel nacional, habiendo sus aportaciones contribuido a que nuestro flamenco se
conozca mejor y a que se reconozca nuestra particular contribución al árbol general del
cante. Pero donde verdaderamente se percibe el calado del flamenco, tal que lo
convierte en clara seña de identidad, es en su integración en la sociedad extremeña. En

cve: BOE-A-2021-8027
Verificable en https://www.boe.es

Núm. 115