III. Otras disposiciones. COMUNIDAD AUTÓNOMA DE EXTREMADURA. Bienes de interés cultural. (BOE-A-2021-8027)
Resolución de 24 de noviembre de 2020, de la Consejería de Cultura, Turismo y Deportes, por la que se incoa expediente de declaración de bien de interés cultural a favor del "Flamenco en Extremadura", en la categoría de patrimonio cultural inmaterial.
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BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO
Núm. 115

Viernes 14 de mayo de 2021

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sitar, y, en el origen de esta palabra, están las voces «guiar», que dará «guitá» (canción),
y «tar» que significa cuerda.
En los siglos XI y XII, se distinguen dos tipos de guitarra, la morisca, que se asemeja
al laúd, y la guitarra latina, evolución de las antiguas cítaras con un mango parecido al
del violín. Esta guitarra evoluciona y da origen a dos instrumentos diferentes: La vihuela,
dotada de seis órdenes (cuerdas dobles) de amplia difusión entre trovadores y músicos
profesionales, y la guitarra de cuatro órdenes, de uso popular. La guitarra comienza a
utilizarse como acompañamiento y con la técnica de rasqueado. En el siglo XVII, al
músico andaluz Vicente Espinel se le atribuye la adición de la quinta cuerda. Las
evoluciones posteriores acabaron perfilando el instrumento hasta llegar a la guitarra
flamenca, cuyo sonido varía con respecto a la clásica debido a una construcción
ligeramente distinta y al uso de diferentes tipos de maderas. La guitarra flamenca tiene
un sonido más percusivo, su caja es un poco más estrecha, y generalmente las cuerdas
están más cerca del diapasón. Tiene quizás menos sonoridad, pero su sonido es más
brillante y su ejecución resulta más fácil y rápida debido a la menor distancia de las
cuerdas al diapasón, lo que permite que se pueda hacer menos presión con los dedos de
la mano izquierda sobre el mismo. Tradicionalmente las clavijas de afinación eran
completamente de palo y se embutían en la pala de la guitarra de forma perpendicular a
ella. Suele llevar debajo de la roseta o agujero un guardapúas, golpeador o protector (a
veces también uno superior), para evitar que los rasgueos y golpes que se dan en la
tapa armónica, tan típicos en el flamenco, afecten a la madera.
Un breve listado de los guitarristas flamencos más fundamentales podría estar
compuesto por los siguientes nombres: Raimundo Amador, Vicente Amigo, Miguel
Borrull, Juan Manuel Cañizares, «Juan Habichuela», «Pepe Habichuela», Paco de Lucía,
«Manolo de Huelva», «Melchor de Marchena», «Niño Ricardo», Paco Cepero, «Paco el
Barbero», «Manolo de Badajoz», Pedro Peña, Pedro Bacán, «Perico el del Lunar»,
«Diego del Gastor», «Tomatito» Enrique de Melchor, «Merengue de Córdoba», «Niño
Migué», Ramón Montoya, «Moraíto Chico», «Ramón de Algeciras», Sabicas, Manolo
Sanlúcar, Manolo Brenes y Manuel Moreno Jiménez «Morao».
El Baile
El baile flamenco es una manifestación muy antigua circunscrita originariamente al
ámbito andaluz. Tiene una vigencia de más de dos siglos, dentro de una evolución
constante a lo largo de este largo periodo de tiempo. Su edad de oro se registra
entre 1869 y 1929.
Depende completamente de la guitarra, que le presta el compás y el ritmo
imprescindibles para su realización, de manera que su desarrollo va unido al de este
instrumento y, por supuesto, al del cante.
El baile flamenco es individual, introvertido, se realiza en un espacio reducido, es
abstracto (es decir, no compone un argumento), requiere de una gran concentración, y la
improvisación tiene una gran importancia en su realización.
Conocemos datos de él gracias a las descripciones de fiestas flamencas que hacen
los viajeros extranjeros en sus libros, desde el siglo XVIII y durante el XIX.
En su larga evolución podemos destacar 4 etapas:

Los intérpretes no eran profesionales. Se bailaba en los patios de las tabernas o en
las cuevas, y sus centros geográficos se situaban en: Cádiz (Puerta Tierra), Sevilla
(Triana) y Granada (Sacromonte).
El baile era acompañado por guitarristas, en su mayoría ciegos, y se desarrollaba en
fiestas nocturnas, que se realizaban a la luz de candiles. Por eso algunos se
denominaban «Bailes de Candil».

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