III. Otras disposiciones. COMUNIDAD AUTÓNOMA DE EXTREMADURA. Bienes de interés cultural. (BOE-A-2021-8029)
Resolución de 24 de marzo de 2021, de la Consejería de Cultura, Turismo y Deportes, por la que se incoa expediente de declaración de bien de interés cultural a favor de "La Montería y la Rehala en Extremadura", con carácter de patrimonio cultural inmaterial.
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BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO
Viernes 14 de mayo de 2021

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– Monterías comerciales. La organización de monterías comerciales se ha extendido
de forma exponencial en las últimas décadas. Las empresas de servicios cinegéticos,
conocidas como 'orgánicas' hacen negocio con la venta de jornadas de caza. En el caso
de las monterías, arrienda fincas para la explotación de la caza, ocupándose de la
gestión de la misma y de la organización y venta de las cacerías.
La puntualidad es una norma, es fundamental dar agilidad a la jornada, no
demorando en demasía la salida de las armadas ni la recogida de los puestos, lo cual
contrasta con las sociedades de cazadores y las peñas monteras. En la organización, el
Capitán de Montería es fundamental, debiendo ser resolutivo, negociador, comprensivo y
rodearse de un grupo de confianza para que los clientes queden satisfechos.
En estas monterías aparece la figura de los arrieros para trasporte de los animales.
– Monterías de invitación. En este caso no existe una comercialización de la caza
sino que es el dueño de la finca el que invita a amigos, familiares o compromisos a una
montería. La dimensión social es totalmente diferente. Es la propiedad la que asume los
costes derivados de la cacería, no existe una cuota a pagar por parte de los monteros, y
en todo caso, se establece la tradición del «guante», en el que los monteros invitados
aportan una cantidad de dinero, normalmente no estipulada, para sufragar los gastos de
postores, camareros, secretarios, etc. La organización como tal la asume el propietario o,
en su caso, un gestor cinegético de confianza, que perfectamente puede ser un
orgánico. Suele ocurrir que, en una finca con varias manchas, unas pueden venderse
comercialmente y otras destinarse a invitación.
Este tipo de monterías suelen ser consideradas exclusivas de una élite social y
económica, a la que no suelen tener acceso todos los monteros. Son las menos
comunes y, desde un punto de vista etnográfico, es posible analizar su significado más
allá de lo puramente cinegético. No hay rentabilidad económica en su organización, pero
sí la activación de un capital social, que se basa en reproducir un vínculo social y
simbólico entre los participantes.
Respecto a la asignación de los puestos, ésta depende de la propiedad, de tal
manera que se puede realizar un sorteo al uso, con todos los puestos en él, o se pueden
asignar directamente entre los monteros. En todo caso, se asume lo que la propiedad
decida, ya que no es tanto el hecho de la acción cinegética lo que prima sino la
invitación. Por lo que se refiere a las capturas, la propiedad es la dueña de la carne y de
los trofeos, que podrán ser otorgados a discreción.
Existen además las monterías mixtas, en las que existe una parte de invitación y otra
de venta del puesto.
La diversidad de significados de la montería aparece también en el modelo de la
invitación, reflejando las relaciones y el contexto social en el que se desarrolla esta
tipología.
4. Las Rehalas o Recovas en Extremadura. La montería necesita del conjunto de
perros que componen las rehalas para su estrategia cinegética. En Extremadura, las
rehalas se conocen con el término de Recova. En el Libro de la Montería de Alfonso XI,
se informa sobre cómo se realizaba la montería y se utilizaban los perros en época
medieval, cuya organización recordaba a un dispositivo militar e identificaba al montero
como aquel que tiene perro y lo suelta en la montería.
El término rehala procede del árabe «rahala» que se refiere a «partida de ganado de
distintos dueños conducidos por un solo mayoral» que, en castellano medieval, se usa
para denominar a una partida o tropa militar (Aguado, 2017).
El componente asociativo de las rehalas surge en el momento en el que los
cazadores ven la necesidad de unir sus perros para poder batir el monte. Con el paso del
tiempo, esta función ha ido ampliándose, creando una red social.
Aguado (2017) diferencia dos tipos de rehalas según su origen: las rehalas de clase
social alta y las rehalas sociales. Los cambios acaecidos en la organización de las
monterías, tienen su reflejo en las rehalas. La 'montería romántica', a finales del siglo XIX
y primer tercio del siglo XX, duraba varios días y participaban en ellas clases altas de la
sociedad. En ese momento, los cortijos de las fincas solían albergar a los perros y

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