III. Otras disposiciones. COMUNIDAD AUTÓNOMA DE EXTREMADURA. Bienes de interés cultural. (BOE-A-2021-8029)
Resolución de 24 de marzo de 2021, de la Consejería de Cultura, Turismo y Deportes, por la que se incoa expediente de declaración de bien de interés cultural a favor de "La Montería y la Rehala en Extremadura", con carácter de patrimonio cultural inmaterial.
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BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO
Viernes 14 de mayo de 2021

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– La salida al cazadero y la suelta de las rehalas. Después del sorteo los cazadores
se reúnen con el postor de su armada. Una vez organizados se realiza la salida al
campo. El acceso al cazadero se realiza en coche o andando, según las distancias
desde el lugar de la Junta. Se pide que se haga silencio y de forma ordenada para evitar
alertar a las reses de la presencia humana. La colocación de las armadas es
fundamental y éstas se dividen en armadas de cierre (de cuerda, frontera, recula o suelta
y de sopié) y las traviesas (las que se colocan en el interior de la mancha).
Las primeras que se colocan son las de «cierre» (sopié y cuerda) que delimitan el
perímetro de la mancha. Después se colocan las traviesas, que son las que se ubican en
el interior de la mancha. Todas las armadas están dirigidas por un postor, que organiza y
coloca a cada montero. Se documentan nombres de armadas.
Una vez colocadas las armadas es el momento de las rehalas o recovas. El concurso
de las mismas es fundamental porque son los perros los que hacen que los animales
salgan de sus encames. El capitán de la Montería establece los lugares donde se van a
soltar. Un cohete, en algunos casos el disparo de un trabuco, el sonido de las caracolas
y las voces de los perreros indican que se ha realizado la suelta.
La suelta de los perros va a depender de la forma de dar la mancha, la disposición
de las armadas, la complejidad orográfica del terreno, su extensión, etc. Así, si la
mancha es larga se opta por echar la mancha al choque. Otra forma es la mancha al
cruce, al cerco o dándole la vuelta, si bien, el sistema más común es de «a una mano o
en un sentido».
– La batida de la mancha, los lances y la recogida de las reses. La mancha, según
su extensión, se bate durante tres o cuatro horas. Los monteros esperan en el puesto la
suerte del lance. Uno de los trabajos de los perros es el agarre. El acoso de los perros a
una res y el agotamiento de la misma puede propiciar el agarre. El montero espera en su
puesto la suerte del lance que se resuelve con la detonación, el acierto o el fallo.
El sonido de las caracolas indica que está finalizando la montería. Los perreros
llaman a los perros y los cazadores esperan ser recogidos por los postores. Hasta la
llegada de éstos no se debe abandonar el puesto. Los animales abatidos son marcados
por los postores o el propio cazador, para que posteriormente los arrieros transporten los
animales desde la mancha, con mulas o por ellos mismos, hasta los caminos desde
donde se llevan en coches hasta la Junta de Carnes.
– La Junta de Carnes y la comida montera. La Junta de carnes es el lugar donde se
llevan las reses abatidas, confeccionándose la denominada alfombra o tapiz, en las
inmediaciones de donde se celebra la comida o en un lugar en el bosque, cerca de la
mancha.
En las monterías comerciales, el cazador tiene derecho al trofeo, no a la carne, que
es propiedad del organizador. Lo mismo ocurre en las monterías de sociedades locales
de cazadores y peñas. Mientras, en las monterías de invitación, toda la caza, trofeos y
carne pertenece a la propiedad, que la destinará según considere. Finalmente, en las
llamadas monterías de matacuelga, la pieza es propiedad del cazador, las menos
corrientes en Extremadura.
La alfombra o tapiz es la reunión de los animales abatidos durante la montería.
Segovia Poérez (2007) ofrece algunas recomendaciones para que se haga de la forma
más decorosa posible y la normativa condiciona, en este momento, el lugar de la
alfombra y las condiciones. Tras la confección de la alfombra, el veterinario es figura
obligatoria en todas las monterías.
Los cazadores, según cada montería, antes, después o durante la elaboración de la
alfombra, aprovechan para comer.
– Despedida y vuelta a casa. Desde primeras horas de la mañana, los participantes
han transitado por un período liminal donde se han separado de la cotidianeidad. Según
el tipo de montería, las actitudes en las despedidas son diferentes, no obstante,
independientemente de la situación, el fin de la jornada marca una vuelta a la
cotidianeidad dentro de un esquema ritual, donde el montero vuelve a su condición
habitual.

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Núm. 115