3. Otras disposiciones. . (2023/89-53)
Decreto 105/2023, de 9 de mayo, por el que se inscribe en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz, como Bien de Interés Cultural, la Actividad de Interés Etnológico denominada Romería de Nuestra Señora del Rocío, en Almonte (Huelva).
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Número 89 - Viernes, 12 de mayo de 2023
página 8397/2
No obstante, para la población de Almonte, que la reconoce oficialmente como patrona
en 1653, después de más de tres siglos de devoción ininterrumpida, la Virgen del Rocío
constituye el epicentro de todo su universo simbólico, religioso e identitario. La Hermandad
Matriz de la Virgen del Rocío es la institución formal y principal que representa, canaliza
y organiza el culto, constando su referencia en el acta de proclamación del patronazgo de
la Virgen, aunque las primeras reglas daten de 1758. Debido al alto significado comunal
de la devoción, en el término municipal almonteño se suceden otros rituales, organizados
por la referida hermandad, entre los que destacan, por sus niveles de participación e
identificación de la población almonteña, el denominado «Rocío Chico», celebrado en
el mes de agosto, denominado así por su comparación con la romería de Pentecostés,
además de las «venidas» de la Virgen, consistentes en los «traslados» que se realizan
cada siete años, desde el santuario marismeño hasta la iglesia parroquial de la Asunción
en Almonte, donde permanece la imagen durante nueve meses, hasta que nuevamente
es llevada a la aldea de El Rocío para la celebración anual en Pentecostés, teniendo
lugar, el domingo anterior al traslado, «la función» o procesión de la imagen, «vestida de
reina», por el pueblo.
La dimensión supracomunal de la romería queda patente no solo en su extensión
más allá de los límites geográficos de la propia comunidad andaluza, sino especialmente
por su expansión territorial por las ocho provincias de Andalucía, que dota al ritual de
un enorme valor simbólico y etnológico, como representación de la identidad andaluza,
siendo especialmente significativa la actividad patrimonial inmaterial tanto para las
comunidades radicadas dentro de Andalucía como para las establecidas fuera de la
comunidad autónoma, especialmente en zonas de emigración andaluza en el exterior
como Cataluña, Madrid o el Levante español.
Además de este valor como expresión de la identidad del pueblo andaluz en su
conjunto y de cada uno de sus territorios, el referente simbólico de la devoción a la Virgen
del Rocío activa a toda una comunidad con personalidad propia, que se identifica como
rociera.
Socialmente, esta gran hermandad está conformada por un amplio sistema asociativo
integrado por la Pontificia, Real e Ilustre Hermandad Matriz de Nuestra Señora del Rocío
de Almonte, y un conjunto de hermandades filiales y de agrupaciones eclesiásticas
que centran su devoción en Nuestra Señora del Rocío, contabilizando, en total, ciento
veinticinco hermandades filiales y más de una cincuentena de hermandades canónicas
y asociaciones en proceso de adscripción filial. La romería de Pentecostés es para esta
gran comunidad rociera el momento central de su devoción.
La peregrinación y el culto se fundamentan en la leyenda de aparición de la Virgen del
Rocío, denominada primigeniamente Santa María de las Rocinas, advocación mariana
cuyo origen se sitúa tras la conquista cristiana, a finales del siglo XIII, en un cruce de
caminos entre las actuales provincias de Huelva, Sevilla y Cádiz. Uno de los principales
documentos históricos en los que se tiene constancia de la primitiva ermita de Santa
María de las Rocinas es el Libro de la Montería de Alfonso XI. En la citada Primitiva Regla
de la Hermandad Matriz, fechada en 1758, ya está constatada la celebración de la romería
a la que acuden poblaciones de los alrededores enumeradas por su «antigüedad»:
Villamanrique (Sevilla), Pilas (Sevilla), La Palma del Condado (Huelva), Rota (Cádiz),
Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), Moguer (Huelva) y El Puerto de Santa María (Cádiz).
Uno de los primeros propagadores de la devoción al Rocío fue el sevillano Baltasar
Tercero, hijo de cordobeses, emigrante en el Perú, que dejó en su testamento, otorgado
en Lima el 11 de febrero de 1587, una gran suma de dinero para fundar una capellanía y
restaurar la ermita de El Rocío. El patrono de esta capellanía fue el Concejo de Justicia
y Regimiento de la Villa de Almonte hasta la desamortización del siglo XIX, cuando la
retoma la Hermandad Matriz.
Como ritual festivo, el Rocío constituye un hecho significativo de la sociedad y la
cultura andaluza, un «hecho social total» que, como tal, expresa los valores de la
Depósito Legal: SE-410/1979. ISSN: 2253-802X
https://www.juntadeandalucia.es/eboja
00283430
BOJA
Boletín Oficial de la Junta de Andalucía
página 8397/2
No obstante, para la población de Almonte, que la reconoce oficialmente como patrona
en 1653, después de más de tres siglos de devoción ininterrumpida, la Virgen del Rocío
constituye el epicentro de todo su universo simbólico, religioso e identitario. La Hermandad
Matriz de la Virgen del Rocío es la institución formal y principal que representa, canaliza
y organiza el culto, constando su referencia en el acta de proclamación del patronazgo de
la Virgen, aunque las primeras reglas daten de 1758. Debido al alto significado comunal
de la devoción, en el término municipal almonteño se suceden otros rituales, organizados
por la referida hermandad, entre los que destacan, por sus niveles de participación e
identificación de la población almonteña, el denominado «Rocío Chico», celebrado en
el mes de agosto, denominado así por su comparación con la romería de Pentecostés,
además de las «venidas» de la Virgen, consistentes en los «traslados» que se realizan
cada siete años, desde el santuario marismeño hasta la iglesia parroquial de la Asunción
en Almonte, donde permanece la imagen durante nueve meses, hasta que nuevamente
es llevada a la aldea de El Rocío para la celebración anual en Pentecostés, teniendo
lugar, el domingo anterior al traslado, «la función» o procesión de la imagen, «vestida de
reina», por el pueblo.
La dimensión supracomunal de la romería queda patente no solo en su extensión
más allá de los límites geográficos de la propia comunidad andaluza, sino especialmente
por su expansión territorial por las ocho provincias de Andalucía, que dota al ritual de
un enorme valor simbólico y etnológico, como representación de la identidad andaluza,
siendo especialmente significativa la actividad patrimonial inmaterial tanto para las
comunidades radicadas dentro de Andalucía como para las establecidas fuera de la
comunidad autónoma, especialmente en zonas de emigración andaluza en el exterior
como Cataluña, Madrid o el Levante español.
Además de este valor como expresión de la identidad del pueblo andaluz en su
conjunto y de cada uno de sus territorios, el referente simbólico de la devoción a la Virgen
del Rocío activa a toda una comunidad con personalidad propia, que se identifica como
rociera.
Socialmente, esta gran hermandad está conformada por un amplio sistema asociativo
integrado por la Pontificia, Real e Ilustre Hermandad Matriz de Nuestra Señora del Rocío
de Almonte, y un conjunto de hermandades filiales y de agrupaciones eclesiásticas
que centran su devoción en Nuestra Señora del Rocío, contabilizando, en total, ciento
veinticinco hermandades filiales y más de una cincuentena de hermandades canónicas
y asociaciones en proceso de adscripción filial. La romería de Pentecostés es para esta
gran comunidad rociera el momento central de su devoción.
La peregrinación y el culto se fundamentan en la leyenda de aparición de la Virgen del
Rocío, denominada primigeniamente Santa María de las Rocinas, advocación mariana
cuyo origen se sitúa tras la conquista cristiana, a finales del siglo XIII, en un cruce de
caminos entre las actuales provincias de Huelva, Sevilla y Cádiz. Uno de los principales
documentos históricos en los que se tiene constancia de la primitiva ermita de Santa
María de las Rocinas es el Libro de la Montería de Alfonso XI. En la citada Primitiva Regla
de la Hermandad Matriz, fechada en 1758, ya está constatada la celebración de la romería
a la que acuden poblaciones de los alrededores enumeradas por su «antigüedad»:
Villamanrique (Sevilla), Pilas (Sevilla), La Palma del Condado (Huelva), Rota (Cádiz),
Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), Moguer (Huelva) y El Puerto de Santa María (Cádiz).
Uno de los primeros propagadores de la devoción al Rocío fue el sevillano Baltasar
Tercero, hijo de cordobeses, emigrante en el Perú, que dejó en su testamento, otorgado
en Lima el 11 de febrero de 1587, una gran suma de dinero para fundar una capellanía y
restaurar la ermita de El Rocío. El patrono de esta capellanía fue el Concejo de Justicia
y Regimiento de la Villa de Almonte hasta la desamortización del siglo XIX, cuando la
retoma la Hermandad Matriz.
Como ritual festivo, el Rocío constituye un hecho significativo de la sociedad y la
cultura andaluza, un «hecho social total» que, como tal, expresa los valores de la
Depósito Legal: SE-410/1979. ISSN: 2253-802X
https://www.juntadeandalucia.es/eboja
00283430
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