C) Otras Disposiciones - CONSEJERÍA DE CULTURA, TURISMO Y DEPORTE (BOCM-20250530-45)
Bien de interés cultural – Decreto 33/2025, de 28 de mayo, del Consejo de Gobierno, por el que se declara Bien de Interés Cultural de la Comunidad de Madrid, en la categoría de Monumento, la iglesia parroquial de la Asunción de Nuestra Señora en Valdemorillo (Madrid)
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BOLETÍN OFICIAL DE LA COMUNIDAD DE MADRID
VIERNES 30 DE MAYO DE 2025
B.O.C.M. Núm. 128
la cabecera. En el centro de la fachada se ubica la portada de acceso al interior de la iglesia,
constituida por un arco de medio punto formado por grandes dovelas.
La fachada occidental corresponde a la tercera fase constructiva de la iglesia, construida en granito, con sillares bien escuadrados dispuestos a soga y tizón, aunque sin seguir un
patrón regular. En el cuerpo inferior se abre la portada principal, constituida por un arco de
medio punto de sencilla molduración. Sobre la fachada se abre el vano que ilumina el coro,
y sobre este otro de menores dimensiones.
Las torres que flanquean la fachada son de planta cuadrada y se dividen en dos cuerpos mediante una imposta aristada. Pero mientras la torre norte remata el segundo cuerpo
mediante una cornisa, la torre sur se remata con un cuerpo de campanas; en cada uno de los
lados se abre un hueco de medio punto entre dobles pilastras toscanas, sobre las que descansa una cornisa en la que apoya el tejado a cuatro aguas, rematado en su centro por un pequeño chapitel de pizarra. En los lados oeste y norte y sur de las respectivas torres, se abren
tres vanos rectangulares en sentido vertical.
Frente a la fachada sur de la iglesia se genera un atrio ajardinado, cercado por un murete
formado por pretiles de sillería, al que se accede por medio de una escalera también de piedra
que conduce a la portada lateral. En la fachada oeste, el acceso a la portada se efectúa por medio de una rampa empedrada, flanqueada por muretes de piedra y precedida por tres escalones.
3.2. Análisis y evolución crono-constructiva:
A través de la lectura de los paramentos, el análisis de los distintos elementos constructivos y decorativos que conforman el edificio, así como alguna documentación existente en el Archivo Histórico de Protocolos de Madrid, es posible determinar tres fases constructivas principales, así como conocer la intervención de algunos maestros constructores
y establecer una posible atribución a otros.
Hacia finales del siglo XV o principios del XVI se levantó una nueva cabecera aprovechando parte de los muros y la torre de una iglesia anterior, probablemente levantada en
los siglos XII o XIII, como se puede comprobar en la fábrica de mampostería del cuerpo inferior del muro este del ábside, parte de la fachada norte, así como en la torre ubicada junto a la cabecera. En uno de los contrafuertes de la nueva cabecera figura la fecha 1521, posiblemente indicando el final de su construcción.
Una vez concluida la cabecera, se debió de producir una interrupción de las obras, aunque no mucho tiempo después se continuó reformando el cuerpo de naves, pues tipológicamente muestra una clara unidad de conjunto. Esta nueva fase, que podría fecharse en el segundo cuarto del siglo XVI, se hace evidente en las huellas de la fábrica exterior, así como en
un pequeño tramo de muro sobre el arco que separa el presbiterio de la nave, que además hubo
de reforzarse con un contrafuerte de notables dimensiones en el muro norte. Los contrafuertes cambian ligeramente, así como la cornisa superior, pero se mantiene la decoración de bolas en la cornisa que remata las capillas laterales de la nave como continuación de la imposta
que recorre los muros de la cabecera. La fábrica de sillares es igual a la de la cabecera.
En el interior de la nueva nave se aprecian ligeros cambios con respecto a la cabecera
en las características de algunos elementos constructivos, como el diseño de las bóvedas estrelladas que, sin embargo, mantienen el mismo perfil de sus nervios y arcos, o los vanos
que varían su diseño. Se mantiene también la misma tipología de los pilares baquetonados,
y los perfiles de cimacios y basas.
Hacia 1590 faltaba por levantar la fachada occidental, por lo que se decide concluir
añadiendo un tramo a la nave, donde se ubica el coro alto, flanqueado por dos torres, la sur
sin concluir, y la fachada propiamente dicha con la portada principal, todo construido con
sillares de iguales dimensiones. El citado tramo se cubre con una bóveda estrellada, aunque
más sencilla que las de la nave, para no romper con el resto de las cubiertas de la iglesia.
En una de sus claves se grabó la fecha de conclusión de la obra en 1601.
La iglesia constituye una magnífica expresión de las características de la arquitectura
tardogótica castellana, relacionada especialmente con los talleres abulenses, cuya tipología
templaria responde a unas características claras. En opinión de la dra. de la Morena, atendiendo a su distribución geográfica y características constructivas, el templo de Valdemorillo se encuadraría dentro de un grupo de iglesias localizado en la zona occidental de la región madrileña que limita con la provincia de Ávila, concretamente el área sur de la Sierra
de Guadarrama, a orillas del río Alberche, que denominó “tipo serrano”. En este grupo se
pueden situar las iglesias de Cadalso de los Vidrios, Cenicientos, Cerceda, Navalagamella,
Robledo de Chavela y Villa del Prado.
El principal representante de esta escuela abulense fue el maestro trasmerano Martín
de Solórzano (activo en 1482-1506), quien plasmará su concepción artística en el monaste-
BOCM-20250530-45
BOCM
BOLETÍN OFICIAL DE LA COMUNIDAD DE MADRID
VIERNES 30 DE MAYO DE 2025
B.O.C.M. Núm. 128
la cabecera. En el centro de la fachada se ubica la portada de acceso al interior de la iglesia,
constituida por un arco de medio punto formado por grandes dovelas.
La fachada occidental corresponde a la tercera fase constructiva de la iglesia, construida en granito, con sillares bien escuadrados dispuestos a soga y tizón, aunque sin seguir un
patrón regular. En el cuerpo inferior se abre la portada principal, constituida por un arco de
medio punto de sencilla molduración. Sobre la fachada se abre el vano que ilumina el coro,
y sobre este otro de menores dimensiones.
Las torres que flanquean la fachada son de planta cuadrada y se dividen en dos cuerpos mediante una imposta aristada. Pero mientras la torre norte remata el segundo cuerpo
mediante una cornisa, la torre sur se remata con un cuerpo de campanas; en cada uno de los
lados se abre un hueco de medio punto entre dobles pilastras toscanas, sobre las que descansa una cornisa en la que apoya el tejado a cuatro aguas, rematado en su centro por un pequeño chapitel de pizarra. En los lados oeste y norte y sur de las respectivas torres, se abren
tres vanos rectangulares en sentido vertical.
Frente a la fachada sur de la iglesia se genera un atrio ajardinado, cercado por un murete
formado por pretiles de sillería, al que se accede por medio de una escalera también de piedra
que conduce a la portada lateral. En la fachada oeste, el acceso a la portada se efectúa por medio de una rampa empedrada, flanqueada por muretes de piedra y precedida por tres escalones.
3.2. Análisis y evolución crono-constructiva:
A través de la lectura de los paramentos, el análisis de los distintos elementos constructivos y decorativos que conforman el edificio, así como alguna documentación existente en el Archivo Histórico de Protocolos de Madrid, es posible determinar tres fases constructivas principales, así como conocer la intervención de algunos maestros constructores
y establecer una posible atribución a otros.
Hacia finales del siglo XV o principios del XVI se levantó una nueva cabecera aprovechando parte de los muros y la torre de una iglesia anterior, probablemente levantada en
los siglos XII o XIII, como se puede comprobar en la fábrica de mampostería del cuerpo inferior del muro este del ábside, parte de la fachada norte, así como en la torre ubicada junto a la cabecera. En uno de los contrafuertes de la nueva cabecera figura la fecha 1521, posiblemente indicando el final de su construcción.
Una vez concluida la cabecera, se debió de producir una interrupción de las obras, aunque no mucho tiempo después se continuó reformando el cuerpo de naves, pues tipológicamente muestra una clara unidad de conjunto. Esta nueva fase, que podría fecharse en el segundo cuarto del siglo XVI, se hace evidente en las huellas de la fábrica exterior, así como en
un pequeño tramo de muro sobre el arco que separa el presbiterio de la nave, que además hubo
de reforzarse con un contrafuerte de notables dimensiones en el muro norte. Los contrafuertes cambian ligeramente, así como la cornisa superior, pero se mantiene la decoración de bolas en la cornisa que remata las capillas laterales de la nave como continuación de la imposta
que recorre los muros de la cabecera. La fábrica de sillares es igual a la de la cabecera.
En el interior de la nueva nave se aprecian ligeros cambios con respecto a la cabecera
en las características de algunos elementos constructivos, como el diseño de las bóvedas estrelladas que, sin embargo, mantienen el mismo perfil de sus nervios y arcos, o los vanos
que varían su diseño. Se mantiene también la misma tipología de los pilares baquetonados,
y los perfiles de cimacios y basas.
Hacia 1590 faltaba por levantar la fachada occidental, por lo que se decide concluir
añadiendo un tramo a la nave, donde se ubica el coro alto, flanqueado por dos torres, la sur
sin concluir, y la fachada propiamente dicha con la portada principal, todo construido con
sillares de iguales dimensiones. El citado tramo se cubre con una bóveda estrellada, aunque
más sencilla que las de la nave, para no romper con el resto de las cubiertas de la iglesia.
En una de sus claves se grabó la fecha de conclusión de la obra en 1601.
La iglesia constituye una magnífica expresión de las características de la arquitectura
tardogótica castellana, relacionada especialmente con los talleres abulenses, cuya tipología
templaria responde a unas características claras. En opinión de la dra. de la Morena, atendiendo a su distribución geográfica y características constructivas, el templo de Valdemorillo se encuadraría dentro de un grupo de iglesias localizado en la zona occidental de la región madrileña que limita con la provincia de Ávila, concretamente el área sur de la Sierra
de Guadarrama, a orillas del río Alberche, que denominó “tipo serrano”. En este grupo se
pueden situar las iglesias de Cadalso de los Vidrios, Cenicientos, Cerceda, Navalagamella,
Robledo de Chavela y Villa del Prado.
El principal representante de esta escuela abulense fue el maestro trasmerano Martín
de Solórzano (activo en 1482-1506), quien plasmará su concepción artística en el monaste-
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