C) Otras Disposiciones - CONSEJERÍA DE CULTURA, TURISMO Y DEPORTE (BOCM-20240506-38)
Bien de interés cultural –  Decreto 48/2024, de 30 de abril, del Consejo de Gobierno, por el que se declara Bien de Interés Cultural de la Comunidad de Madrid, en la categoría de Zona Arqueológica, el yacimiento “El Rebollar”, en el Boalo (Madrid)
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BOCM

LUNES 6 DE MAYO DE 2024

B.O.C.M. Núm. 107

5. Enumeración de bienes muebles integrantes del patrimonio histórico
que constituyen parte esencial de su historia
Durante las cinco sucesivas campañas de excavación realizadas hasta el momento, se
ha localizado, tratado cuando era necesario, y estudiado con metodología arqueológica,
gran cantidad de materiales, lo que ha sido indispensable para contextualizar los espacios
excavados.
De todos los materiales extraídos destaca la importancia del conjunto de enterramientos sin alterar de los que se está obteniendo gran cantidad de información, así como los materiales singulares que han aparecido en el resto de estructuras y que han permitido su contextualización: restos antropológicos y ajuares de las tumbas, cerámicas, fauna, monedas o
vidrio.
Así, por ejemplo, durante la campaña de 2018 se localiza un pequeño conjunto de monedas emirales, que se interpreta como un ocultamiento. Se trata de cinco dírhams localizados muy próximos entre sí y que abarcan una cronología de 810-818 d. C., dentro del gobierno de al-Hakam I. También en esta campaña apareció un recipiente de vidrio singular
en la cabecera del edificio 1, que ayuda a interpretar el uso litúrgico del lugar. Algunos objetos de adornos personal acompañaban a los difuntos, como un conjunto de anillos de aro
filiforme circulares, uno de ellos dotado de chatón decorado cuadrado, también típicos de
época visigoda.
En la campaña de 2019 se excavaron nueve enterramientos de individuos perinatales,
dos de los cuales fueron depositados con monedas —una de ellas colocada entre las manos
enlazadas del individuo perinatal—, que corresponden a blancas del reinado de Juan II, de
la primera mitad del siglo XV. En el nuevo edificio localizado en esta campaña, se localizaron tres enterramientos infantiles de perinatales, uno de estos enterramientos doble y simultáneo. Hasta la fecha se han excavado 17 tumbas en cista, dos sarcófagos y 13 enterramientos en fosa.
Destaca el ajuar de una de las tumbas (tumba 6) formado por dos anillos de aro filiforme, dotados de chatones decorados, o la datación de las monedas que acompañan a los perinatales fechadas en la primera mitad del XV, durante el reinado de Juan II de Castilla, lo
que permite plantear que la reocupación y reconstrucción de la iglesia se produce a finales
del siglo XIV e inicios del XV. También se localizó un jetón, pieza con aspecto similar al
de una moneda, pero “sin indicación de valor”.
Además de los materiales singulares, cabe mencionar las producciones cerámicas de
uso cotidiano que no se explican en un contexto religioso, sino que forman parte de los restos fragmentados incluidos en el relleno de algunos suelos, o los clavos de forja que parecen corresponder al sistema constructivo de la armadura de algunas cubiertas.
B) VALORES QUE JUSTIFICAN LA DECLARACIÓN DEL BIEN
La mayor relevancia de este yacimiento, a diferencia de otras iglesias rurales visigodas conocidas, radica en que las tumbas excavadas en su interior no se hallan expoliadas y
mantienen un excelente estado de conservación. Presenta una estratigrafía de ocupación de
la nave inalterada y perfectamente registrada, que nos permite datar la fase original del edificio y las posteriores reformas.
Destaca asimismo que la cabecera de la iglesia se ha podido excavar en su totalidad,
apareciendo la planta original de la fase más antigua, con el apoyo del altar central propio
de las iglesias tardo antiguas. Este es un dato muy importante, pues son escasos los ejemplos documentados en el centro peninsular.
Por otra parte, la necrópolis asociada a la iglesia visigoda está aportando datos de gran
interés para el estudio poblacional de la antigüedad tardía en la zona.
Constituye, pues, uno de los pocos vestigios de época visigoda en la sierra madrileña, cuyo
estudio ampliado en relación a otros monumentos destacados paralelos podría arrojar luz sobre
una posible interpretación en torno a la relación estratégica y territorial de los mismos.
Otro de los valores a destacar del yacimiento es la permanencia del mismo en su lugar
original a lo largo del tiempo. Esta significación se ve acrecentada por el carácter religioso
otorgado, desde el siglo VII hasta el siglo XVIII, siendo un centro de culto que ha permanecido en la memoria hasta nuestros días.
Su importancia como lugar donde pervive el carácter religioso queda avalada por la documentación archivística en la que consta la presencia en el lugar de una iglesia dedicada a Nuestra Señora de Samburiel, lo que parece indicar que la devoción más antigua es la de la Virgen
de Samburiel y llega a coincidir y convivir con la Virgen del Sacedal, algo más tardía.

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