C) Otras Disposiciones - CONSEJERÍA DE CULTURA, TURISMO Y DEPORTE (BOCM-20240201-23)
Bien de interés patrimonial –  Orden 20/2024, de 16 de enero, del Consejero de Cultura, Turismo y Deporte, por la que se declara Bien de Interés Patrimonial de la Comunidad de Madrid, en la categoría de monumento, el Edificio Montano y fábrica de pianos anexa, en Madrid
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B.O.C.M. Núm. 27

BOLETÍN OFICIAL DE LA COMUNIDAD DE MADRID
JUEVES 1 DE FEBRERO DE 2024

La fachada del chaflán remata en un cuerpo cúbico, donde se reproduce en relieve un
medallón con el retrato de Vicente Montano; sobre éste la inscripción “MONTANO”.
La entrada al edificio por la calle San Bernardino está conformada por un hueco rematado por un arco rebajado y cerrado mediante una puerta de madera. Se ingresa en un zaguán, decorado en sus muros y techo con molduras de escayola formando recuadros policromados en tonos dorados, y frisos en relieve con decoración de guirnaldas.
Del zaguán arranca una escalinata que comunica con la caja de escaleras mediante una
estructura de madera y cristal donde se encuentra la puerta de ingreso; otro pequeño tramo
de escaleras comunica con la portería y con el semisótano. En la pared izquierda se abre una
puerta de cuarterones que comunica con la sala de música, en cuya parte superior puede leerse la inscripción “ALMACEN”.
El salón de música y exposición, situado en la planta baja del edificio, está constituido por una gran sala rectangular dividida por una línea de columnas de hierro fundido en
“L”. Esta sala se prolonga en otro espacio rectangular, a modo de antesala, dispuesto ortogonalmente, del que se separa por medio de otras dos columnas de hierro. El espacio se encuentra totalmente decorado con pinturas en sus techos y muros. Las columnas de hierro
fundido conservan su policromía original en tonos dorados, plateados y negros; presentan
fustes estriados y capiteles y basas con decoración vegetal.
La sala se ilumina mediante vanos de gran tamaño con desarrollo hasta el suelo, rematados en arco rebajado. Cierran con carpinterías formadas por dos hojas acristaladas y parte inferior de cuarterones, con sencillos herrajes.
A este espacio se accede a través de otra estancia con entrada por la calle San Bernardino, que conserva siete columnas de hierro fundido de las mismas características que las
descritas anteriormente.
El acceso a los pisos se realiza ascendiendo por una escalera de madera de trazado en “U”
con ojo central cuadrangular, formada por tres tramos rectos y dos descansillos direccionales en cada planta. El ojo central se cierra con barandilla de hierro fundido constituida por
finos balaustres cilíndricos con decoración torneada y de tipo vegetal en la panza, con pasamanos de madera.
La distribución interior de los pisos, actualmente muy transformada, respondía a los
patrones habituales. Constaban de un pasillo estrecho y oscuro, una sala comedor, despacho, gabinete con su correspondiente alcoba principal y habitaciones dormitorios, con dos
o tres para servicio, cocina y despensa. Era excepcional que los dormitorios tuviesen ventilación directa y que contasen con cuarto de baño.
La casa cuenta con dos viviendas en las plantas principal y segunda, y tres en las dos
últimas, a las que se accede desde el descansillo de la escalera a través de puertas de madera de cuarterones, con mirillas y tiradores de bronce decorados.
El edificio Montano se sitúa en un contexto de construcciones funcionales donde las
diferencias entre las viviendas multifamiliares de la burguesía y de la clase media sólo radicaban en el tamaño, el número de habitaciones y la mayor superficie de las mismas, así
como en su emplazamiento, dentro de un canon tradicional. Estilísticamente todas muestran tres hiladas de sillería como base, fachadas de ladrillo con huecos, alero y cornisa con
canecillos de madera, y sencillos recercados, jambas e impostas.
3.2. Salón de música:
El salón de música sobresale por sus valores históricos y culturales, pero sobre todo
por la decoración mural que recubre sus paredes y techos, ejecutadas por los hermanos Zuloaga, Daniel (1852-1921) y Germán (1855-1886), ceramistas y pintores de reconocido
prestigio en ese momento histórico.
Por estas fechas trabajaban fundamentalmente como pintores en la decoración de interiores, destacando su obra en grandes conjuntos como los salones de la diputación de Guipúzcoa en San Sebastián (1883-1884) o el Salón Rojo del Recreo en Burgos (1885), ambos
desparecidos, donde los techos se cubrían con lienzos pintados al óleo enmarcados por molduras doradas de escayola, y las paredes con gruesas telas pintadas simulando tapices que
ellos denominaban “gobelinos”. También decoraron establecimientos comerciales como
los cafés Madrid y Lion d’Or, o el palacete de Luis Ocharen, en Madrid, igualmente desaparecidos.
Para la realización de estas obras se basaban en una gran variedad de fuentes que combinaban en un mismo conjunto, donde se funden modelos renacentistas, barrocos, historicistas, simbolistas, en un momento en el que el eclecticismo estaba presente en busca de
una riqueza decorativa que se ajustase a las necesidades simbólicas de cada recinto.

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