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Bien de interés cultural – Resolución de 3 de octubre de 2023, de la Dirección General de Patrimonio Cultural, por la que se incoa el expediente de declaración como Bien de Interés Cultural del Patrimonio Inmaterial de la Comunidad de Madrid, de la Cetrería
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BOLETÍN OFICIAL DE LA COMUNIDAD DE MADRID
MIÉRCOLES 18 DE OCTUBRE DE 2023
B.O.C.M. Núm. 248
También encontramos información sobre la Cetrería en los territorios cristianos de la
península. Podríamos destacar en lo referente al patrimonio artístico las pinturas mozárabes
de la ermita de San Baudelio de Berlanga, del siglo XII. Asimismo, encontramos representaciones en vidrieras, como las de la catedral de León, y capiteles de claustros castellanos,
aragoneses o navarros. En cuanto a las fuentes escritas, es en los fueros donde aparecen claras referencias a la Cetrería.
Todos los monarcas españoles mantuvieron e impulsaron en sus reinos la caza de volatería. En España la Cetrería tuvo su época dorada a lo largo de la Edad Media, en el amplio período comprendido entre los siglos X y XV.
Desde el siglo XVI, hasta en cuatro ocasiones, los reyes de España utilizaron halcones y
caballos como forma de sellar tratados de amistad con otros pueblos del espacio mediterráneo.
Aunque la Cetrería siguió practicándose a partir del siglo XVI, fue decayendo, entre
otros motivos, como apuntan distintos autores, entre ellos Gaspar Melchor de Jovellanos, por
la mejora constante de las armas de fuego. En 1748 el rey Fernando VI, que no practicaba la
Cetrería, suprimió el Gremio de la Real Caza de Volatería por los gravámenes y perjuicios
para los vasallos y la hacienda real, y parece que como consecuencia de las numerosas quejas de los vecinos de los alrededores de Madrid por el perjuicio que les suponía. Mantuvo algunos halconeros adscritos al Real Gremio de Monteros para custodiar el halcón maltés
adiestrado para la caza de Cetrería (que España recibía todos los años de la Orden de San
Juan de Jerusalén como tributo por cederles la isla de Malta a perpetuidad en el año 1530).
La Cetrería es una actividad que nació con un fin práctico, la obtención de alimento, pero
con el tiempo se convirtió en una actividad lúdica y educativa, especialmente cuando fue reservada para las clases dominantes. A mediados del siglo XX resurgió su práctica, que ha llegado hasta la actualidad, perdiendo su carácter aristocrático. José Manuel Fradejas explica
cómo, en 1954, Félix Rodríguez de la Fuente publica dos artículos sobre la práctica de la Cetrería y cómo ésta fue ganando adeptos por toda España. El libro El arte de cetrería (1965),
del mismo autor, fue el que tuvo una mayor influencia. Por esta época empiezan a surgir los
clubes de Cetrería. Parece que el primero lo fundaron Vital Aza y Félix Rodríguez de la Fuente en 1954 junto con una escuela de Cetrería. En 1975 se fundaría la Asociación Española de
Cetrería que en el año 2001 se fusionaría con la Unión Española para la Defensa de la Cetrería y las Aves de Presa (UEDECA), fundada en 1995, y darían lugar a la Asociación Española de Cetrería y Conservación de Aves Rapaces (AECCA).
La evolución histórica de la Cetrería estuvo acompañada del desarrollo de un género
literario que giraba en torno a esta práctica y que se reflejó en la aparición de un gran número de publicaciones históricas que describen los usos, tradiciones, conocimientos y técnicas en esta materia. Asimismo, se hace referencia a la Cetrería en gran cantidad de obras
literarias de distinta cronología, como por ejemplo en las Cantigas de Santa María de Alfonso X el Sabio, en el Cantar del Mío Cid o en la Celestina.
Madrid fue un territorio clave para el desarrollo de este arte de caza. Por medio de una
real cédula de Fernando el Católico de 1478 el Gremio de Halconeros de la Real Caza de
Volatería se alojó en Carabanchel de Arriba y Carabanchel de Abajo, antiguas poblaciones
de Madrid. Los Carabancheles estaban obligados a dar aposento a los halconeros que servían al rey y a sus ayudantes, y los comerciantes estaban obligados a ofrecerles productos
de primera necesidad sin encarecérselos. El alojamiento consistía en casa cómoda para los
halconeros donde pudieran tener sus halcones, servicio de balde, ropa de mesa y de persona,
lumbre, luz, sal y agua sin limitación. Todos estos gastos debían ser sufragados por todos los
vecinos. A cambio, no pagaban tributos. Por este motivo muchos vecinos de otros pueblos
se trasladaron a estas poblaciones por lo que Carabanchel creció más que otras poblaciones
aledañas. Algunos pueblos como Getafe, Vallecas o Villaverde pugnaron con Carabanchel
por alojar a los halconeros reales para conseguir los privilegios y la exención fiscal.
A su vez, los halconeros reales disfrutaban de una seria de privilegios fiscales (estaban
exentos de pagar impuestos o cualquier tipo de gravamen), judiciales, económicos (cobraban un sueldo y pensión al jubilarse) y los propios de su ejercicio (podían cazar en cualquier
término). Entre sus obligaciones estaba el servir con dos caballos, tres halcones y contratar
un mancebo o ayudante.
En el legajo 3, folio 30v, caja 141 del Archivo Histórico Nacional, Casa del duque de
Frías, se relata cómo la salida de los halconeros era una gran fiesta para los vecinos de
Madrid. La caza, como se conocía popularmente, se reunía en casa del halconero mayor,
marchaba hasta el palacio y de ahí al Pardo donde tenía lugar el evento.
El Real Gremio de Halconeros de España es actualmente una agrupación madrileña
que fue recuperada en el año 2002 gracias al descubrimiento de documentación que documentaba la existencia del Gremio de Halconeros de la Real Caza de Volatería como gremio
BOCM-20231018-53
BOCM
BOLETÍN OFICIAL DE LA COMUNIDAD DE MADRID
MIÉRCOLES 18 DE OCTUBRE DE 2023
B.O.C.M. Núm. 248
También encontramos información sobre la Cetrería en los territorios cristianos de la
península. Podríamos destacar en lo referente al patrimonio artístico las pinturas mozárabes
de la ermita de San Baudelio de Berlanga, del siglo XII. Asimismo, encontramos representaciones en vidrieras, como las de la catedral de León, y capiteles de claustros castellanos,
aragoneses o navarros. En cuanto a las fuentes escritas, es en los fueros donde aparecen claras referencias a la Cetrería.
Todos los monarcas españoles mantuvieron e impulsaron en sus reinos la caza de volatería. En España la Cetrería tuvo su época dorada a lo largo de la Edad Media, en el amplio período comprendido entre los siglos X y XV.
Desde el siglo XVI, hasta en cuatro ocasiones, los reyes de España utilizaron halcones y
caballos como forma de sellar tratados de amistad con otros pueblos del espacio mediterráneo.
Aunque la Cetrería siguió practicándose a partir del siglo XVI, fue decayendo, entre
otros motivos, como apuntan distintos autores, entre ellos Gaspar Melchor de Jovellanos, por
la mejora constante de las armas de fuego. En 1748 el rey Fernando VI, que no practicaba la
Cetrería, suprimió el Gremio de la Real Caza de Volatería por los gravámenes y perjuicios
para los vasallos y la hacienda real, y parece que como consecuencia de las numerosas quejas de los vecinos de los alrededores de Madrid por el perjuicio que les suponía. Mantuvo algunos halconeros adscritos al Real Gremio de Monteros para custodiar el halcón maltés
adiestrado para la caza de Cetrería (que España recibía todos los años de la Orden de San
Juan de Jerusalén como tributo por cederles la isla de Malta a perpetuidad en el año 1530).
La Cetrería es una actividad que nació con un fin práctico, la obtención de alimento, pero
con el tiempo se convirtió en una actividad lúdica y educativa, especialmente cuando fue reservada para las clases dominantes. A mediados del siglo XX resurgió su práctica, que ha llegado hasta la actualidad, perdiendo su carácter aristocrático. José Manuel Fradejas explica
cómo, en 1954, Félix Rodríguez de la Fuente publica dos artículos sobre la práctica de la Cetrería y cómo ésta fue ganando adeptos por toda España. El libro El arte de cetrería (1965),
del mismo autor, fue el que tuvo una mayor influencia. Por esta época empiezan a surgir los
clubes de Cetrería. Parece que el primero lo fundaron Vital Aza y Félix Rodríguez de la Fuente en 1954 junto con una escuela de Cetrería. En 1975 se fundaría la Asociación Española de
Cetrería que en el año 2001 se fusionaría con la Unión Española para la Defensa de la Cetrería y las Aves de Presa (UEDECA), fundada en 1995, y darían lugar a la Asociación Española de Cetrería y Conservación de Aves Rapaces (AECCA).
La evolución histórica de la Cetrería estuvo acompañada del desarrollo de un género
literario que giraba en torno a esta práctica y que se reflejó en la aparición de un gran número de publicaciones históricas que describen los usos, tradiciones, conocimientos y técnicas en esta materia. Asimismo, se hace referencia a la Cetrería en gran cantidad de obras
literarias de distinta cronología, como por ejemplo en las Cantigas de Santa María de Alfonso X el Sabio, en el Cantar del Mío Cid o en la Celestina.
Madrid fue un territorio clave para el desarrollo de este arte de caza. Por medio de una
real cédula de Fernando el Católico de 1478 el Gremio de Halconeros de la Real Caza de
Volatería se alojó en Carabanchel de Arriba y Carabanchel de Abajo, antiguas poblaciones
de Madrid. Los Carabancheles estaban obligados a dar aposento a los halconeros que servían al rey y a sus ayudantes, y los comerciantes estaban obligados a ofrecerles productos
de primera necesidad sin encarecérselos. El alojamiento consistía en casa cómoda para los
halconeros donde pudieran tener sus halcones, servicio de balde, ropa de mesa y de persona,
lumbre, luz, sal y agua sin limitación. Todos estos gastos debían ser sufragados por todos los
vecinos. A cambio, no pagaban tributos. Por este motivo muchos vecinos de otros pueblos
se trasladaron a estas poblaciones por lo que Carabanchel creció más que otras poblaciones
aledañas. Algunos pueblos como Getafe, Vallecas o Villaverde pugnaron con Carabanchel
por alojar a los halconeros reales para conseguir los privilegios y la exención fiscal.
A su vez, los halconeros reales disfrutaban de una seria de privilegios fiscales (estaban
exentos de pagar impuestos o cualquier tipo de gravamen), judiciales, económicos (cobraban un sueldo y pensión al jubilarse) y los propios de su ejercicio (podían cazar en cualquier
término). Entre sus obligaciones estaba el servir con dos caballos, tres halcones y contratar
un mancebo o ayudante.
En el legajo 3, folio 30v, caja 141 del Archivo Histórico Nacional, Casa del duque de
Frías, se relata cómo la salida de los halconeros era una gran fiesta para los vecinos de
Madrid. La caza, como se conocía popularmente, se reunía en casa del halconero mayor,
marchaba hasta el palacio y de ahí al Pardo donde tenía lugar el evento.
El Real Gremio de Halconeros de España es actualmente una agrupación madrileña
que fue recuperada en el año 2002 gracias al descubrimiento de documentación que documentaba la existencia del Gremio de Halconeros de la Real Caza de Volatería como gremio
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