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Bien de interés cultural – Resolución de 27 de octubre de 2022, de la Dirección General de Patrimonio Cultural de la Comunidad de Madrid, por la que se incoa el expediente de declaración de Bien de Interés Cultural, en la categoría de monumento, del “Edificio Castelar”, en el paseo de la Castellana, número 50 (Madrid)
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B.O.C.M. Núm. 272
BOLETÍN OFICIAL DE LA COMUNIDAD DE MADRID
MARTES 15 DE NOVIEMBRE DE 2022
La base del edificio o cuerpo intermedio: volumen formado por tres plantas dedicadas
al público, comunicadas entre sí por una escalera monumental, iluminadas cenitalmente a
través de un gran lucernario, sobre un espacio de triple altura que comunica las tres plantas. El acceso principal del edificio se sitúa en la planta intermedia de esta base.
Este cuerpo intermedio está marcado por su condición de zócalo sobre el que flota el
cuerpo superior y tiene un carácter material unitario de piedra Travertino.
El cuerpo superior del edificio está constituido por nueve plantas con uso exclusivo de
oficinas, se eleva sobre la cubierta de la base del edificio, constituyendo un cuerpo independiente de la parte inferior.
Su característica principal es la doble fachada de vidrio estructural.
El acceso se produce por las dos alineaciones exteriores del solar, comunicando el espacio público (acera y acceso rodado) con los espacios privados del edificio. Acceso peatonal, a través de la gran plataforma exterior situada en el nivel +3.68, desde el que se accede al interior. El acceso existente desde la Plaza de Emilio Castelar está constituido por
una monumental escalinata que, si bien, no cumple con los requisitos de accesibilidad de la
normativa vigente, supone un elemento primordial en el proyecto original que se ha conservado. Por ello, en la intervención realizada por el estudio de Rafael de la Hoz Castanys visada en 2010 se han realizado entre otras las obras necesarias para convertir en accesible
este edificio desde su alineación a la calle General Oráa.
Esta escalinata está flanqueada por dos jardines en pendiente cubiertos de hiedra tapizante.
En definitiva, se trata de un edificio en altura cuyo elemento torre se resuelve en voladizo, aplicando un sistema estructural asimétrico tipo “pescante” donde el cerramiento de
doble vidrio cumple una función estructural fundamental para alcanzar la sensación de ligereza y permeabilidad al prescindir de carpintería metálica en fachada.
En un artículo del número 9 de la revista Trazos de Arquitectura y Construcción el propio arquitecto afirma: “Compositivamente decidimos pues, minimizar la presencia material
del edificio, integrando la mayor parte de la edificabilidad bajo superficie, sin alterar la topografía en pendiente de la manzana de 15,5 m de desnivel e inmaterializar el volumen exterior, realizando un prisma ingrávido y flotante. De esta reducción al mínimo del volumen
exterior resultaba una planta de tan sólo 300 m2 que exigía funcionalmente una diafanidad
y libertad distributiva total.
(…) Así pues, la estructura resultante de nuestras premisas funcional-compositiva era
suspendida, excéntrica y de tipo pescante. Solución que, dado que nunca anteriormente se había resuelto tal tipología estructural, constituía un nuevo problema que nos obligó a recurrir a
la más avanzada tecnología. Por otro lado, la iluminación natural, problema prioritario de todo
edificio de oficinas, condujo inexorablemente fachadas acristaladas suelo-techo.
(…) Para proteger el edificio del calor, empleando este fenómeno, había pues que disponer un escudo térmico de cristal en torno suyo. Un escudo térmico flotante, un halo de
cristal que no hiciera perder al prisma su sensación de suspendido en el espacio. En esencia la solución consiste en un sistema de ménsulas de vidrio templado sandwich, fabricado
expresamente para este propósito, empotradas en la torre que sostienen en su extremo las
láminas de vidrio templado del halo.
Son dos las novedades estructurales en el “Edificio Castelar” que lo distinguen del resto de los construidos hasta aquella fecha. La primera, su estructura colgada totalmente asimétrica; y, la segunda, la fachada de cristal con función estructural resistente.
En el proyecto se pone en práctica la preocupación por integrar adecuadamente el edificio en el territorio en el que se inserta, y reúne los rasgos que caracterizan la obra de Rafael
de la Hoz: su depuración formal y abstracción volumétrica, su contrastada atemporalidad, su
dominio de la técnica, su innovación estructural y la condición social de la arquitectura. La
arquitectura como lugar de acogida para las personas. Su relación con la ciudad es evidente,
pues el inmueble pasa inmediatamente a formar parte integrante de una secuencia urbana edificada de primer orden: el eje de la Castellana, donde actualmente se sitúan notables edificios
en altura, pero que ofrecen diálogos menos conseguidos con su entorno.
El “Edificio Castelar” constituye uno de los mejores exponentes de la arquitectura española del siglo XX; un volumen sereno, translúcido y atemporal que ha favorecido, con su
impronta en la trama urbana de la ciudad, la modernización arquitectónica de Madrid.
4. Enumeración de partes integrantes y pertenencias
— Basamento: conjunto de elementos constituyentes de la base del edificio y de su
contacto con el terreno afectados principalmente por la topografía inclinada que
Pág. 231
BOCM-20221115-44
BOCM
BOLETÍN OFICIAL DE LA COMUNIDAD DE MADRID
MARTES 15 DE NOVIEMBRE DE 2022
La base del edificio o cuerpo intermedio: volumen formado por tres plantas dedicadas
al público, comunicadas entre sí por una escalera monumental, iluminadas cenitalmente a
través de un gran lucernario, sobre un espacio de triple altura que comunica las tres plantas. El acceso principal del edificio se sitúa en la planta intermedia de esta base.
Este cuerpo intermedio está marcado por su condición de zócalo sobre el que flota el
cuerpo superior y tiene un carácter material unitario de piedra Travertino.
El cuerpo superior del edificio está constituido por nueve plantas con uso exclusivo de
oficinas, se eleva sobre la cubierta de la base del edificio, constituyendo un cuerpo independiente de la parte inferior.
Su característica principal es la doble fachada de vidrio estructural.
El acceso se produce por las dos alineaciones exteriores del solar, comunicando el espacio público (acera y acceso rodado) con los espacios privados del edificio. Acceso peatonal, a través de la gran plataforma exterior situada en el nivel +3.68, desde el que se accede al interior. El acceso existente desde la Plaza de Emilio Castelar está constituido por
una monumental escalinata que, si bien, no cumple con los requisitos de accesibilidad de la
normativa vigente, supone un elemento primordial en el proyecto original que se ha conservado. Por ello, en la intervención realizada por el estudio de Rafael de la Hoz Castanys visada en 2010 se han realizado entre otras las obras necesarias para convertir en accesible
este edificio desde su alineación a la calle General Oráa.
Esta escalinata está flanqueada por dos jardines en pendiente cubiertos de hiedra tapizante.
En definitiva, se trata de un edificio en altura cuyo elemento torre se resuelve en voladizo, aplicando un sistema estructural asimétrico tipo “pescante” donde el cerramiento de
doble vidrio cumple una función estructural fundamental para alcanzar la sensación de ligereza y permeabilidad al prescindir de carpintería metálica en fachada.
En un artículo del número 9 de la revista Trazos de Arquitectura y Construcción el propio arquitecto afirma: “Compositivamente decidimos pues, minimizar la presencia material
del edificio, integrando la mayor parte de la edificabilidad bajo superficie, sin alterar la topografía en pendiente de la manzana de 15,5 m de desnivel e inmaterializar el volumen exterior, realizando un prisma ingrávido y flotante. De esta reducción al mínimo del volumen
exterior resultaba una planta de tan sólo 300 m2 que exigía funcionalmente una diafanidad
y libertad distributiva total.
(…) Así pues, la estructura resultante de nuestras premisas funcional-compositiva era
suspendida, excéntrica y de tipo pescante. Solución que, dado que nunca anteriormente se había resuelto tal tipología estructural, constituía un nuevo problema que nos obligó a recurrir a
la más avanzada tecnología. Por otro lado, la iluminación natural, problema prioritario de todo
edificio de oficinas, condujo inexorablemente fachadas acristaladas suelo-techo.
(…) Para proteger el edificio del calor, empleando este fenómeno, había pues que disponer un escudo térmico de cristal en torno suyo. Un escudo térmico flotante, un halo de
cristal que no hiciera perder al prisma su sensación de suspendido en el espacio. En esencia la solución consiste en un sistema de ménsulas de vidrio templado sandwich, fabricado
expresamente para este propósito, empotradas en la torre que sostienen en su extremo las
láminas de vidrio templado del halo.
Son dos las novedades estructurales en el “Edificio Castelar” que lo distinguen del resto de los construidos hasta aquella fecha. La primera, su estructura colgada totalmente asimétrica; y, la segunda, la fachada de cristal con función estructural resistente.
En el proyecto se pone en práctica la preocupación por integrar adecuadamente el edificio en el territorio en el que se inserta, y reúne los rasgos que caracterizan la obra de Rafael
de la Hoz: su depuración formal y abstracción volumétrica, su contrastada atemporalidad, su
dominio de la técnica, su innovación estructural y la condición social de la arquitectura. La
arquitectura como lugar de acogida para las personas. Su relación con la ciudad es evidente,
pues el inmueble pasa inmediatamente a formar parte integrante de una secuencia urbana edificada de primer orden: el eje de la Castellana, donde actualmente se sitúan notables edificios
en altura, pero que ofrecen diálogos menos conseguidos con su entorno.
El “Edificio Castelar” constituye uno de los mejores exponentes de la arquitectura española del siglo XX; un volumen sereno, translúcido y atemporal que ha favorecido, con su
impronta en la trama urbana de la ciudad, la modernización arquitectónica de Madrid.
4. Enumeración de partes integrantes y pertenencias
— Basamento: conjunto de elementos constituyentes de la base del edificio y de su
contacto con el terreno afectados principalmente por la topografía inclinada que
Pág. 231
BOCM-20221115-44
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