Consejería De Cultura, Turismo Y Deportes. Bienes De Interés Cultural. (2022040199)
Decreto 135/2022, de 9 de noviembre, por el que se declara Bien de Interés Cultural "La Trashumancia en Extremadura" con el carácter de Patrimonio Cultural Inmaterial.
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Martes 15 de noviembre de 2022

El primero, el chozo, si bien no es exclusivo de la trashumancia, sí es fundamental para
entenderla, pues se trata de una construcción sencilla, hecha a base de los propios materiales que ofrece el entorno y aplicando las técnicas constructivas fundamentales: la
piedra seca – que fue incluida en 2018 en la lista representativa del Patrimonio Cultural
Inmaterial de la UNESCO – y la mampostería. Se trata de construcciones que servían a
los pastores trashumantes para refugiarse durante toda la estación de invernada, siendo
paradigma de referencia de la arquitectura más constreñida al medio.
Por otro lado, el refugio a los cuatro vientos, como el documentado en la localidad pacense
de La Coronada, ubicada en un área estratégica atravesada por la Cañada Leonesa Oriental, es una construcción que se levanta en piedra seca o mampostería, distribuyendo en
un sólo cuerpo una estructura con tres paredes cóncavas, emplazadas de tal modo que
permiten al pastor refugiarse de los vientos y de la lluvia. Esta solución se conecta además
con el conocimiento local, relacionado con la observación empírica meteorológica y con un
conjunto de saberes que permiten que dichas construcciones funcionen. La presencia de
cruces, elaboradas con piedras de color blanco, tipo cuarzo, asociadas a estas estructuras,
nos conecta la actividad con los elementos religiosos.
También insertos en el paisaje de la comarca de La Serena, comarca ubicada en el área
de influencia de las cañadas reales Leonesa Occidental y Oriental, y de La Segoviana, se
comprueba la presencia de grabados ejecutados sobre los afloramientos de pizarra que
salpican las zonas donde los rebaños de merinas trashumantes pacían; grabados realizados directamente sobre la roca, con fechas y nombres de pastores, procedentes de comarcas castellanas, que dejan constancia de su paso; evocar el recuerdo a los familiares que
echaban de menos; o plasmar rogativas divinas.
La trashumancia es patrimonio cultural y patrimonio vivo.
La creación, en 1992, de la Asociación Concejo de la Mesta, en memoria del gremio de
pastores, nos habla de los esfuerzos sostenidos por un colectivo que quiere recuperar los
caminos trashumantes para el ganado, apelando a una tradición, una historia y una cultura, que hace de este traslado cíclico una respuesta ecológicamente sostenible a pesar de
los imperativos del mercado. Las ferias y rituales festivos, que localizamos en Extremadura
como, por ejemplo, la Fiesta de la Trashumancia en la comarca de la Siberia, no hacen
sino evidenciar la asunción de este fenómeno como Patrimonio cultural vivido, potenciado
y reconocido como tal por las instituciones, los protagonistas y la ciudadanía.

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