III. Otras disposiciones. COMUNIDAD AUTÓNOMA DE CATALUÑA. Bienes de interés cultural. (BOE-A-2024-17370)
Acuerdo GOV/185/2024, de 30 de julio, por el que se declara bien cultural de interés nacional el Gigantón Lladrefaves de Valls (Alt Camp).
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BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO
Martes 27 de agosto de 2024
Sec. III. Pág. 108459
figura de medio cuerpo representa a un hombre negro de clase social alta, vestido al
estilo del barroco catalán.
Por las Fiestas Decenales, es el encargado de salir al balcón del Ayuntamiento de
Valls para anunciar el inicio de las celebraciones extraordinarias.
El gigantón ha conservado la estructura de medio cuerpo con las piernas del portador
a la vista, excepto entre los años 1989 y 2001, momento en que cambia por caballetes
de cuerpo completo.
La tradición oral lo atribuye al encargo, del Ayuntamiento de Valls, de unos gigantes
nuevos para las rogativas extraordinarias que en mayo de 1764 se celebraban en honor
a la Virgen del Lledó. Por este motivo, también se encargaron un dragón, una mulassa,
un buey y un oso. Las manos y las cabezas de los nuevos gigantes se encargaron al
escultor de Valls Lluís Bonifàs, considerado uno de los máximos exponentes de la
escultura catalana del siglo XVIII. Se conserva un documento según el cual se
pagaron 21 reales por el trabajo.
Actualmente, como recoge el Catálogo de Gigantes Centenarios de Cataluña, «La
testa del que todavía se tiene por el original, puesto que no se ha encontrado ningún
documento posterior que indique la construcción de un nuevo gigante (tal y como sí
ocurrió con los gigantes grandes […]. En las diversas pruebas que se llevaron a cabo
en 2014 en los materiales y los pigmentos de las capas de pintura que se conservan en
el gigantón, se pudieron encontrar elementos que dejaron de utilizarse durante las
primeras décadas del siglo XIX, por lo que este es el único indicador fiable sobre la edad
real del gigantón.» (Ardèvol, 2015: 18).
Del siglo XIX se conservan varias noticias de la salida a la calle del gigantón, para
celebrar la victoria del pronunciamiento del general Espartero en 1854, por la fiesta de
Corpus de 1868.
En 1947, la pareja de gigantes grandes se sustituyó por una nueva, y se aprovechó
para cambiar el aspecto del Gigantón Lladrefaves, que pasó de una imagen colonial a un
vestido de inspiración morisca, que luciría hasta la restauración de 1989, recuperando el
aspecto de paje barroco que había tenido anteriormente.
En febrero de 1951, se estrenó la pareja del Lladrefaves, la gigantona de Valls, que
se presentó al vecindario de la ciudad el mismo día de la boda de los gigantes, en una
gran fiesta popular, frente a parejas de gigantes venidas de localidades vecinas
(Tarragona, Reus, Montblanc, Espluga de Francolí, L'Arboç y El Vendrell), en una de las
primeras muestras de gigantes del Camp de Tarragona. La gigantona, adquirida en Casa
Paquita de Barcelona, seguía el mismo modelo que tenía el gigantón antiguo, es decir,
una estructura de medio cuerpo con las piernas del portador a la vista.
El gigantón no volvió a tener una estructura de medio cuerpo hasta que se restauró
el año 2001 en los talleres de El Ingenio de Barcelona. Ese mismo año, durante las
Fiestas Decenales, se celebraron las bodas de oro de los dos gigantones, por lo que se
reunieron, por primera vez en la ciudad, más de cien gigantes provenientes de toda
Cataluña y hasta de algunos puntos del Estado español.
A finales del siglo XIX Cosme Vidal (1895) explicó la leyenda vinculada a su nombre.
Se cuenta que el gigantón iba a celebrar la fiesta de San José en Picamoixons, una
pedanía de Valls. Como era tradición, al pasar por un campo de habas, a su portador le
dieron unas ganas irresistibles de llevarse unas cuantas, y las robó. Pero no tenía dónde
ponerlas y las escondió en la estructura del gigantón. Al llegar al pueblo, animado por el
vecindario, que quería verle bailar, el gigantón se puso a dar vueltas, y los
picamoixonencs vieron, con sorpresa, cómo empezaban a saltarle habas de debajo de la
ropa. De aquella hazaña, le quedó para siempre el nombre de Lladrefaves. Una
leyenda muy similar a la del gigante Robafaves de Mataró, a quien, popularmente, se le
atribuye la paternidad del gigantón de Valls.
El grupo de gigantes de la Unió Anelles de la Flama se encarga de llevarlo. En el
séquito ceremonial siempre va ante la pareja de gigantes grandes, y siempre baila
acompañado de la gigantona y la pareja de gigantes grandes; sus músicas propias son:
cve: BOE-A-2024-17370
Verificable en https://www.boe.es
Núm. 207
Martes 27 de agosto de 2024
Sec. III. Pág. 108459
figura de medio cuerpo representa a un hombre negro de clase social alta, vestido al
estilo del barroco catalán.
Por las Fiestas Decenales, es el encargado de salir al balcón del Ayuntamiento de
Valls para anunciar el inicio de las celebraciones extraordinarias.
El gigantón ha conservado la estructura de medio cuerpo con las piernas del portador
a la vista, excepto entre los años 1989 y 2001, momento en que cambia por caballetes
de cuerpo completo.
La tradición oral lo atribuye al encargo, del Ayuntamiento de Valls, de unos gigantes
nuevos para las rogativas extraordinarias que en mayo de 1764 se celebraban en honor
a la Virgen del Lledó. Por este motivo, también se encargaron un dragón, una mulassa,
un buey y un oso. Las manos y las cabezas de los nuevos gigantes se encargaron al
escultor de Valls Lluís Bonifàs, considerado uno de los máximos exponentes de la
escultura catalana del siglo XVIII. Se conserva un documento según el cual se
pagaron 21 reales por el trabajo.
Actualmente, como recoge el Catálogo de Gigantes Centenarios de Cataluña, «La
testa del que todavía se tiene por el original, puesto que no se ha encontrado ningún
documento posterior que indique la construcción de un nuevo gigante (tal y como sí
ocurrió con los gigantes grandes […]. En las diversas pruebas que se llevaron a cabo
en 2014 en los materiales y los pigmentos de las capas de pintura que se conservan en
el gigantón, se pudieron encontrar elementos que dejaron de utilizarse durante las
primeras décadas del siglo XIX, por lo que este es el único indicador fiable sobre la edad
real del gigantón.» (Ardèvol, 2015: 18).
Del siglo XIX se conservan varias noticias de la salida a la calle del gigantón, para
celebrar la victoria del pronunciamiento del general Espartero en 1854, por la fiesta de
Corpus de 1868.
En 1947, la pareja de gigantes grandes se sustituyó por una nueva, y se aprovechó
para cambiar el aspecto del Gigantón Lladrefaves, que pasó de una imagen colonial a un
vestido de inspiración morisca, que luciría hasta la restauración de 1989, recuperando el
aspecto de paje barroco que había tenido anteriormente.
En febrero de 1951, se estrenó la pareja del Lladrefaves, la gigantona de Valls, que
se presentó al vecindario de la ciudad el mismo día de la boda de los gigantes, en una
gran fiesta popular, frente a parejas de gigantes venidas de localidades vecinas
(Tarragona, Reus, Montblanc, Espluga de Francolí, L'Arboç y El Vendrell), en una de las
primeras muestras de gigantes del Camp de Tarragona. La gigantona, adquirida en Casa
Paquita de Barcelona, seguía el mismo modelo que tenía el gigantón antiguo, es decir,
una estructura de medio cuerpo con las piernas del portador a la vista.
El gigantón no volvió a tener una estructura de medio cuerpo hasta que se restauró
el año 2001 en los talleres de El Ingenio de Barcelona. Ese mismo año, durante las
Fiestas Decenales, se celebraron las bodas de oro de los dos gigantones, por lo que se
reunieron, por primera vez en la ciudad, más de cien gigantes provenientes de toda
Cataluña y hasta de algunos puntos del Estado español.
A finales del siglo XIX Cosme Vidal (1895) explicó la leyenda vinculada a su nombre.
Se cuenta que el gigantón iba a celebrar la fiesta de San José en Picamoixons, una
pedanía de Valls. Como era tradición, al pasar por un campo de habas, a su portador le
dieron unas ganas irresistibles de llevarse unas cuantas, y las robó. Pero no tenía dónde
ponerlas y las escondió en la estructura del gigantón. Al llegar al pueblo, animado por el
vecindario, que quería verle bailar, el gigantón se puso a dar vueltas, y los
picamoixonencs vieron, con sorpresa, cómo empezaban a saltarle habas de debajo de la
ropa. De aquella hazaña, le quedó para siempre el nombre de Lladrefaves. Una
leyenda muy similar a la del gigante Robafaves de Mataró, a quien, popularmente, se le
atribuye la paternidad del gigantón de Valls.
El grupo de gigantes de la Unió Anelles de la Flama se encarga de llevarlo. En el
séquito ceremonial siempre va ante la pareja de gigantes grandes, y siempre baila
acompañado de la gigantona y la pareja de gigantes grandes; sus músicas propias son:
cve: BOE-A-2024-17370
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Núm. 207