III. Otras disposiciones. MINISTERIO PARA LA TRANSICIÓN ECOLÓGICA Y EL RETO DEMOGRÁFICO. Impacto ambiental. (BOE-A-2024-8692)
Resolución de 19 de abril de 2024, de la Dirección General de Calidad y Evaluación Ambiental, por la que se formula declaración de impacto ambiental del proyecto "Restauración hidrológico-forestal de las cuencas vertientes al Mar Menor ubicadas en la sierra Minera, término municipal de Cartagena".
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BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO
Martes 30 de abril de 2024

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actividad minera, origen de gran cantidad de sedimentos, así como de las llanuras aguas
abajo y de las zonas de meseta intensamente degradadas y desprovistas de vegetación.
Las modificaciones fisiográficas y adecuación de terrenos permiten mejorar la retención
de la escorrentía y la infiltración, el desarrollo de los suelos y el establecimiento de
vegetación que protege de la acción erosiva y disminuye la carga de sedimentos
movilizados por los agentes atmosféricos. Entre las soluciones propuestas, se incluyen la
apertura de bermas en talud; retaluzados, aplicables en ausencia de perfil edáfico; y
subsolados, con laboreo «en contrapendiente» en terrenos de escasa inclinación o
llanos. Otros movimientos de tierras como el colapso de taludes y cárcavas inestables o
la creación de microcuencas endorreicas persiguen la evacuación ordenada de la
escorrentía o su captura.
Entre las obras transversales a cauces, las de mayor envergadura son los diques, de
escollera, de mampostería hidráulica y de gaviones, que interrumpen la escorrentía,
retienen aguas arriba el caudal con sedimentos y facilitan su depósito. Los
revestimientos con encachado de piedra y los muros de gaviones situados en las
márgenes aportan estabilidad y consistencia a los cauces, evitan la entrada de arrastres
a la corriente y contienen posibles deslizamientos de laderas y taludes vertientes. Para
reforzar los cauces de menor entidad o líneas de desagüe y reducir la velocidad del
agua, se prevén rastrillos y albarradas. Las obras lineales de protección hidrológica
incluyen los caballones (con zanjas o acequias) y la apertura de cuentas en caminos,
que persiguen evacuar de forma ordenada, obstaculizar o atrapar la escorrentía.
La degradación provocada por la actividad minera impide el establecimiento natural
de cualquier tipo de cubierta vegetal en gran parte del ámbito de actuación. Se precisa
restaurar las propiedades edáficas para favorecer el desarrollo de la vegetación que,
entre otros efectos, mejore la retención de agua, disminuya la producción y flujo de
escorrentía y aísle los elementos tóxicos. En aquellas zonas con topografía apropiada y
estado y profundidad de los residuos contaminantes adecuados, se aplicará la técnica de
fitoestabilización, que comprende el acondicionamiento y laboreo del terreno, extendido
de capa de 30 cm de tierra vegetal y posterior plantación y siembra. Se seleccionarán
especies con capacidad para retener los elementos contaminantes en el sistema radical
–y evitar su permanencia en el suelo–, elevada tolerancia a la contaminación y baja
acumulación en la biomasa aérea para evitar el riesgo de ingestión por parte de los
herbívoros y de la incorporación de los contaminantes a la cadena trófica.
En los terrenos con presencia confirmada de instalaciones de residuos mineros
abandonados (IRMA), se procederá a la estabilización mediante el extendido de una
capa de suelo artificial (tecnosol o tecnosuelo) sobre la superficie ocupada por los
residuos, con la finalidad de inmovilizar los elementos metálicos y metaloides
potencialmente tóxicos. El tecnosol se recubre con una capa de tierra vegetal y se
revegeta posteriormente, para favorecer el establecimiento de una cubierta vegetal que
proteja el nuevo suelo de la erosión hídrica y eólica. Se evitará el uso de especies de
raíz pivotante que puedan llegar hasta la capa de residuos mineros existentes y se
seleccionarán especies arbustivas de raíz fasciculada. Así mismo, las especies arbóreas
se limitarán a las zonas perimetrales de los «depósitos» o zonas contaminadas.
Las técnicas de restauración del paisaje forestal e integración paisajística a aplicar
dependen principalmente de la pendiente, estado de degradación del suelo y
comunidades vegetales presentes. En general, se emplearán especies autóctonas de
carácter pionero y de la serie de vegetación de cada zona concreta, junto con el pino
carrasco. Además de la fitoestabilización ya citada, se incluyen la plantación de especies
arbóreas y de matorral mediante ahoyado manual o mecanizado, la siembra manual y la
hidrosiembra mecanizada. En aquellas zonas menos degradadas, con vegetación ya
establecida, se aplicarán tratamientos silvícolas de preservación y mejora. Esta técnica
de restauración pasiva se completará con la eliminación de especies exóticas invasoras
y su sustitución por autóctonas, siempre y cuando no se generen procesos erosivos.

cve: BOE-A-2024-8692
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Núm. 105