III. Otras disposiciones. COMUNITAT VALENCIANA. Bienes de interés cultural. (BOE-A-2024-8471)
Decreto 42/2024, de 9 de abril, del Consell, para la declaración de bien de interés cultural, con la categoría de bien inmaterial, de la Festa de la Mare de Déu del Castell, de Cullera.
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BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO
Viernes 26 de abril de 2024

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Campanas: Cullera es, sin duda, una de las poblaciones valencianas donde se
guarda la tradición de los vuelos generales de campanas, entendidos cuando la
participación de varias torres se unen conformando un paisaje sonoro reconociblemente
festivo. Son diversos los momentos en los que todas las campanas de la villa unen sus
voces. Y también se conserva, tal como tiene que ser, la tradición de los vuelos al
amanecer, cuando, de la iglesia de los Santos Juanes sale la Mare de Déu en las
Auroras. Este patrimonio sonoro es uno de los elementos que conforman las fiestas que
se ha ido recuperando desde los años ochenta. Cullera, además, ha sabido propiciar la
restauración de sus juegos de campanas, para poderlas hacer sonar manualmente,
como ocurre algunos años.
Pirotecnia: Otro elemento común en las fiestas de nuestro territorio es la pirotecnia
en todas sus formas, a lo largo de la semana festiva y en los momentos más esperados,
como son la noche de la Baixà y el día de la Procesión General, en los que se disparan
castillos de fuegos artificiales y, también, mascletaes.
Procesos danzas de Cullera: Es un caso de patrimonio recuperado alrededor de los
años ochenta, por la Escola Municipal de Danses, Tabalet i Dolçaina, gracias a trabajos
de rescate por medio de la memoria oral. Las danzas son, originariamente, un baile ritual
(se desarrollan en un día en concreto, por unas personas en concreto también), pero
participativo hoy en día. Su carácter ritual (por eso es conocido como danza) viene de su
realización en un contexto de fiesta mayor o fiestas de calle. Para insistir todavía más en
su carácter ritual, la vestimenta de los bailadores y bailadoras es de un tipo especial,
como, por ejemplo, con un uso conservado del mantón de Manila, o, en el caso de las
mujeres, con adornos con flores en el cabello y en el pecho. El hecho de bailar esta
danza requiere ir muy bien vestidos para dar importancia a este baile tan especial. Se
trata de una danza por jota, de cuatro pases con un paso plano entre estos pases,
uniéndolas o encadenándolas, salvo que resulta diferenciador de otras danzas otras
localidades, donde los pases se hacen de manera separada. Conformando una cadena
participativa, abren los cuadros de la Escola Municipal de Danses, Tabal i Dolçaina,
seguidos de los cuadros de escuelas o grupos de danzas invitados, y, seguidamente, de
aquellos cuadros conformados por vecinos y vecinas que quieran participar. Es por ello
que a estas danzas de Cullera les otorgamos la categoría de participativas, aunque
mantengan el sentido dado por la comunidad de ritual. El recorrido es desde la plaza de
España, pasando por la calle de la Acequia, el patio de la Iglesia, la calle de Antoni
Renart y, de nuevo, la plaza de España.
Almuerzo de la Caña: Aunque parece circunstancial, este almuerzo no es nada
improvisado ni casual. Es todo un acontecimiento social en torno al ritual de «preparar el
camí de la Mare de Déu», puesto que el grupo que se encarga de este sencillo ritual
hace el camino de la Baixà, con una caña que iguala en altura las andas de la Mare de
Déu. Todas las ramas de los árboles que puedan golpear la imagen se cortan.
Subida corporación y baixà: Es uno de los actos más singulares, tanto por su
carácter como por su vistosidad, y las emociones que despierta entre los vecinos y las
vecinas, y los visitantes que se acercan, de más cerca o más lejos, es el acto de la Baixà
de la Mare de Déu del Castell hasta la villa. Esta Baixà, ritualizada, desde su
instauración como disparo de inicio de las fiestas, se debe a las repetidas y
extraordinarias bajadas de la Mare de Déu desde su capilla, primero, y, después, desde
su santuario, para implorar su protección ante la meteorología y las avenidas del río
Júcar. De este modo, y desde el siglo XVII, la Mare de Déu es bajada al pueblo el
sábado posterior al Domingo de Pascua. El séquito se comienza a las puertas de la casa
consistorial, desde donde la corporación (en representación de todo el pueblo de Cullera)
inicia el camino, pasando por la iglesia de los Santos Juanes y cruzando por el mercado
municipal (antigua plaza de la Mare de Déu). La comitiva encara las curvas (revoltes)
del castillo hasta la cumbre, el santuario, desde donde se sacará la imagen de la Mare
de Déu y se llevará hacia la villa.
El séquito que sale de la casa consistorial es el siguiente: – maceros de la villa, con las
mazas de plata, – invitados, – secretario municipal, – representantes del alcalde/esa de las

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