III. Otras disposiciones. COMUNIDAD AUTÓNOMA DE EXTREMADURA. Bienes de interés cultural. (BOE-A-2024-8175)
Decreto 27/2024, de 26 de marzo, por el que se declara bien de interés cultural el yacimiento arqueológico "La Nava", del término municipal de Cabeza del Buey (Badajoz), con la categoría de zona arqueológica.
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BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO
Núm. 99

Martes 23 de abril de 2024

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responde, por tanto, a un corredor natural entre llanuras que conforman la comarca
extremeña de la Serena y la cordobesa de Los Pedroches.
Las excavaciones en el sitio, a pesar de su considerable extensión, tan sólo permiten
una visión parcial del complejo original. Los trabajos se centraron en tres ámbitos
yuxtapuestos, nombrados por sus excavadores –de E a O– como A, B y C, en apariencia
sincrónicos, aunque los términos cronológicos aún están pendientes de revisión y
publicación. En cada uno de ellos se ha podido proyectar, con mayor o menor claridad, las
plantas de una serie de edificios de grandes proporciones. Su morfología, organización
interna o soluciones técnicas permiten identificar al menos el cometido y naturaleza de dos
de ellos, como las termas («ámbito C») o la parte residencial («ámbito B»).
a.

Edificio del «ámbito A».

Conforma un recinto de planta aproximadamente cuadrangular, de 14,60 × 15 m, con
uno de sus muros curvos, en el centro de la pared norte, cuya función no se ha podido
determinar. Se accede a él, al menos, a través de un vano lateral de un metro de
anchura. Técnicamente se levanta con piedra mediana trabada con un mortero «pobre»
de cal, sobre cimentación de bloques de mayor tamaño. En su acabado pudo contar con
«crustae» de mármol, algunos de cuyos fragmentos se recuperaron en el proceso de
excavación. El pavimento, en cambio, debió ser de mosaico, conservado parcialmente
en el ángulo sureste del interior de la estancia. Muestra una decoración geométrica de
círculos secantes, con teselas de color azul, verde y amarillo, en una composición muy
extendida en la musivaria romana bajoimperial.
Edificio del «ámbito B».

A unos 40 m del anterior se excavaron los restos de un nuevo edificio, a priori con
una planta notablemente más compleja, que integra un conjunto de habitaciones en
torno a lo que parece ser un espacio abierto o «peristilo» de una «domus» o el área
residencial de la villa. Destaca una gran estancia, al norte, presidida por un muro curvo,
que se podría identificar como «triclinium», por su ubicación respecto al patio, su
amplitud y la morfología absidada del fondo de la sala, propia de la arquitectura de las
grandes casas romanas a partir del siglo III.
Aunque no se excavó en su integridad, parece que esta gran estancia se abría hacia
ese patio –«peristylum»–, en cuyo centro podrían identificarse los restos de un hipotético
estanque o «impluvium», por su acabado con mortero hidráulico –«opus signinum»– o
profundidad –de 1,65 m–, sin que por el momento pueda determinarse con seguridad su
naturaleza, planta completa o los demás elementos que cabrían identificarse en este tipo
de estructuras domésticas. En torno a este estanque, como viene siendo habitual en
éstas, se describe un espacio semiabierto, perimetral, pavimentado con cantos de río y
teselas de cerámica de distintos colores organizados en diferentes bandas.
Hacia el ángulo NO de este espacio (presumiblemente abierto) se ha determinado un
conjunto de estancias, de menor tamaño que la anterior, comunicadas entre sí y con este
supuesto «peristylum». Interesa resaltar sobre todo los pavimentos en dos de ellas,
sendos mosaicos con motivos geométricos. En una de las habitaciones –«A»–, la
decoración bícroma describe una ancha banda al O, decorada con cuadrados de distintos
tamaños, organizados en una composición diagonal, donde los pequeños se ubican en los
ángulos de los mayores. Insertos en ellos, se dibujan cruces o aspas que parecen
reproducir motivos vegetales sumamente estilizados. El pavimento de la habitación «B»
presenta una variedad cromática y complejidad mayor que el anterior, con dos
composiciones distintas separadas por una cenefa blanca: una, de octógonos sobre fondo
azul que generan en sus ángulos pequeños cuadrados blancos oblicuos; la otra, de
rombos y cuadrados que encierran elementos vegetales sumamente esquematizados,
triángulos y elipses entrelazadas o «nudos de Salomón».

cve: BOE-A-2024-8175
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b.