III. Otras disposiciones. ADMINISTRACIÓN LOCAL. Bienes de interés cultural. (BOE-A-2023-24758)
Resolución de 2 de noviembre de 2023, del Consejo Insular de Menorca (Illes Balears), referente a la declaración del baile menorquín de jota y fandango como bien de interés cultural inmaterial.
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BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO
Núm. 289

Lunes 4 de diciembre de 2023

Sec. III. Pág. 161487

– Pandereta: instrumento de percusión idiófono y membranófono formado por un
marco circular que sujeta una membrana tensa. Alrededor del círculo hay una serie de
ranuras que sujetan discos metálicos que suenan al choque entre ellos.
En cuanto a los elementos inmateriales, están los oficios y técnicas de construcción
de los instrumentos autóctonos menorquines, como son el tiple, el guitarró (guitarrillo) y
las castañuelas. Algunos constructores destacados han sido Ramón Castelló Puiggener,
Cristòfol Febrer, Sebastià Moll Capó, Jaume Benejam, Joan Benejam y Joan Pons
Huguet. Este último construyó un tiple por encargo de un músico de Es Castell y otro
para uno de Sant Lluís, lo que amplió el uso de dicho instrumento más allá de Ciutadella.
También están relacionados otros bailes de Menorca particulares de algún pueblo en
concreto de la isla, como son el ball des còssil (Es Castell) y el bolero de Ciutadella.
10.

Estado de conservación del bien

La recuperación de los bailes tradicionales a lo largo del siglo XX, la creación y
permanencia en el tiempo de los grupos folclóricos y las actividades que se organizan
entorno a la cultura popular, permiten asegurar que la transmisión y pervivencia del baile
menorquín de jota y fandango están garantizadas en Menorca. Ello no obstante, son
manifestaciones culturales que no están exentas de debilidades.
Riesgos y amenazas.

En primer lugar, se percibe una falta de renovación generacional en el aprendizaje y
transmisión del baile menorquín, tanto por parte de los bailadores como de los músicos
(sonadors). Se detecta un cierto envejecimiento de los portadores y transmisores y un
menguante interés entre los jóvenes por conocer y aprender el baile y la música propios,
lo que es consecuencia, en buena medida, del contexto globalizado en el que está
inmersa la sociedad actual, que lleva a la juventud a interesarse por otras formas de
entretenimiento y socialización. El número de bailadores y músicos que existen hoy en
día es, con diferencia, superior al que había hace cien años; sin embargo, con las
dinámicas actuales, podría llegar a ser insuficiente para garantizar su salvaguardia.
En segundo lugar, se detecta una falta de constancia en ciertos grupos folclóricos en
lo que se refiere a la captación de nuevos miembros, la organización continuada de las
sesiones de formación y la participación en actuaciones, espectáculos o encuentros
públicos que ayudan a difundir la música y los bailes tradicionales entre la comunidad.
Se detecta una cierta inactividad en algunos grupos folclóricos desde hace un tiempo, lo
que podría ser el primer síntoma hacia una disolución cercana y el fin de su actividad.
Las causas son distintas, pero se percibe un cierto desgaste derivado de las dinámicas
internas y de la falta de respuesta y de interés por parte de la comunidad en favor de
otras formas de disfrutar del ocio y el tiempo libre.
En tercer lugar, debe considerarse también como una debilidad la propia
institucionalización del método de transmisión y de enseñanza actual de los bailes
tradicionales y la música asociada a ellos. No se practican en su contexto natural, en el
marco de una fiesta o de un evento familiar o social; sino que se aprenden en el ámbito
de una escuela y se ejecutan y practican en el marco de un programa de actuaciones.
Esto ha podido dar lugar a la pérdida de la espontaneidad, de la alegría del baile de
antaño. La enseñanza se fundamenta en transmitir unos pasos y una música
perfectamente coreografiados, preconcebidos, que prácticamente no dejan espacio a la
improvisación y la naturalidad. El propio sistema de organización de los grupos
folclóricos, tanto en el método de formación como en el de la práctica y el ensayo, puede
llegar a tener también efectos negativos en el futuro de los bailes tradicionales, cuando
éste deja de ser un entretenimiento y una expresión de diversión y fiesta y se convierte
en un deber, con la obligación de asistir periódicamente y con regularidad a las
convocatorias que establece el grupo folclórico.

cve: BOE-A-2023-24758
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