III. Otras disposiciones. COMUNIDAD AUTÓNOMA DE EXTREMADURA. Bienes de interés cultural. (BOE-A-2021-8027)
Resolución de 24 de noviembre de 2020, de la Consejería de Cultura, Turismo y Deportes, por la que se incoa expediente de declaración de bien de interés cultural a favor del "Flamenco en Extremadura", en la categoría de patrimonio cultural inmaterial.
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BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO
Viernes 14 de mayo de 2021

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Marianas: El cante por «marianas» no es otra cosa que un tiento al cual le dio forma
el cantaor Luis López Benítez, recreando las melodías de unos gitanos ambulantes. Las
«marianas» han sido grabadas por «El Pena (padre)»-; «Bernardo el de los Lobitos» y el
propio Luis López, al que se le conoce en el flamenco como «El Niño de las Marianas».
Martinete: El martinete es una toná que, como todas, se canta sin acompañamiento
de guitarra. El artificio del martillo y el yunque es, para muchos estudiosos, un recurso
teatral más que una realidad de la fisonomía de este cante. Aunque bien es cierto que la
fragua fue siempre punto de reunión flamenca y que, en ese ámbito donde concurrían
gitanos que se dedicaron a la forja y al trabajo del hierro, pudieron amasarse estos
estilos. El martinete es llamado también «toná de fragua».
Media granaína (ver «Granaína»): Suele haber controversias en la distinción entre
algunas «granaínas» y la denominada «media granaína», que no es más que la
«granaína» engrandecida. Es posible que este engrandecimiento se lo debamos también
a Chacón, aunque posteriormente Manuel Vallejo la dotará de una serie de adornos
inconfundibles que hacen de este cante una hermosa pieza musical, apta para voces
limpias, altas y bien timbradas, muy propicio para el lucimiento.
Milonga: La milonga pertenece al grupo de cantes de ida y vuelta. Provienen del
folklore de la zona del Río de la Plata. Se cree que fue «Pepa de Oro» quien la
aprendiera en uno de sus viajes y quien le dio forma flamenca. Es, como todos estos
cantes de ida y vuelta, la que mayor favor del público consiguiera en la época
denominada La Ópera Flamenca.
Minera: Cante minero de levante, con entronque en el fandango. Las conocidas hoy
por mineras debieron de gestarse con la semilla de algún fandango local hacia mediados
del XIX. Después se consideraría incluido en el grupo de las tarantas. El cante de la
minera se crea ya al final de la década decimonónica gracias a las aportaciones del
«Rojo el Alpargatero», «Paco el Herrero» y «Chilares». El cante ha experimentado gran
notoriedad y prestigio gracias al Festival Nacional del Cante de las Minas de la Unión, el
cual premia con el máximo galardón, la Lámpara Minera, la mejor interpretación por ese
estilo.
Mirabrás (ver Cantiñas): Cante del grupo de las cantiñas. Presumiblemente su origen
está en alguno de esos pregones cantados con los que se anunciaban verduras, frutas y
otras mercancías por las calles. Figuran entre sus legendarios cultivadores: «Tio José El
Granaíno», «El Negro de Rota» y «El Tiznao».
Murciana: Cante minero-levantino con entronque en el fandango. Algunos la
proponen como matriz de la cartagenera. Es escasa la información sobre la génesis de
estos cantes.
Nanas: Las nanas tradicionales se cantan en todas partes. En este apartado nos
referimos a las que nos han llegado aflamencadas. Suele ser un cante a palo seco,
aunque se suele grabar con acompañamiento musical. Recordemos la grabada por
«Bernardo de los Lobitos», en 1954, acompañado por «Perico el del Lunar».
Pajarona (ver Gañanera): Este es un cante de los denominados de besana. Es una
de esas tonás de campo prácticamente en desuso y desconocida. Su denominación de
«pajarona» hace referencia al pájaro que va de surco en surco desgranando su trinar.
Así, este cante se escuchaba en el campo para aliviar las faenas.
Petenera: No es fácil encuadrar la petenera en la estructura arbórea de los estilos
flamencos. Es cante antiguo que Estébanez Calderón cita como «coplillas a las que los
aficionados llaman peteneras». La petenera está unida al mito y al malditismo de la
historia de una mujer que fue la causa y la «perdición de los hombres». Es un cante
tachado de «mal fario» por los gitanos. Se ha hablado mucho del origen judío de estas
coplas y se argumenta que aún se escuchaban melodías muy cercanas a la petenera
entre los judíos sefarditas asentados en los Balcanes. Por tanto, para que estas coplas
hayan llegado allí debieron de tener vida en España antes de 1492, año de la expulsión
de los judíos. La petenera cuenta con dos nombres importantes en la adopción de su
morfología definitiva: «Medina el Viejo» y Pastora Pavón, la «Niña de los Peines».

cve: BOE-A-2021-8027
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Núm. 115