III. Otras disposiciones. COMUNIDAD DE CASTILLA Y LEÓN. Bienes de interés cultural. (BOE-A-2021-7839)
Acuerdo 42/2021, de 22 de abril, de la Junta de Castilla y León, por el que se declara la Cuenca Minera de Fabero (León) bien de interés cultural, con categoría de conjunto etnológico.
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BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO
Martes 11 de mayo de 2021
Sec. III. Pág. 56728
En consecuencia, la extracción del carbón de antracita en la cuenca de Fabero, ha
dado lugar a una transformación radical del territorio así delimitado, conformando un
paisaje antropizado en el que se integran, junto al conjunto de instalaciones y edificios
ligados al patrimonio histórico minero, el sistema de asentamientos poblacionales
asociados, caracterizados por una arquitectura vernácula con características propias.
Un elemento destacado es la conformación de un paisaje peculiar como
consecuencia de la actividad minera en su fase más intensa, es decir, la correspondiente
al siglo XX. Es en este período cuando la minería ha generado un conjunto amplio y
variado de núcleos e instalaciones industriales, separados pero interrelacionados entre
sí, que contienen las instalaciones y los edificios necesarios para la asegurar la actividad
extractiva.
Cada uno de los enclaves presenta un evidente interés patrimonial por los elementos
singulares que contiene: las galerías y pozos mineros, los castilletes para acceder al
subsuelo, las salas de máquinas, los lavaderos y clasificadores del mineral, las
instalaciones para los mineros, las dependencias administrativas y de gestión, los
centros asistenciales y de abastecimiento y las infraestructuras viarias y de conexión de
los procesos de transporte del material extraído. La evolución de las técnicas mineras a
lo largo del tiempo ha generado también otros paisajes singulares, como el de La Corta,
explotación a cielo abierto que se encuentra en fase de regeneración ambiental.
A estas instalaciones hay que añadir agrupaciones de viviendas de nueva planta
destinadas a los operarios. El poblado surgido en torno a la mina, se presenta como una
realidad diferenciada respecto al territorio en que se asienta, en un paisaje propio
generado por la explotación minera, con unos usos y costumbres diferenciados,
característicos en muchos casos de una población inmigrante y de un sistema de vida y
de trabajo, muy diferentes de los pueblos campesinos de los alrededores.
Estos poblados contaban además con servicios e instalaciones en muchos casos
promocionados y gestionados desde la propiedad, como el economato, edificio
emblemático para los habitantes de este municipio, destacando las máquinas de
provisión de aceite, o las cartillas en las que se iba anotando el gasto mensual. El
hospital es otro de los edificios más significativos de este conjunto, perfectamente
equipado con todo lo necesario para atender a los accidentados o con dolencias propias
derivadas del trabajo, y que ofrecía además servicios de medicina preventiva y contaba
con sala operaciones. Constituyen, por tanto, un grupo de edificaciones e instalaciones
destinadas a equipamientos y servicios ligados a la atención de la población trabajadora,
entendida como grupo social y laboralmente homogéneo.
El proceso minero ha generado asimismo una gran cantidad de documentación
histórica; no podemos olvidar el interés y la riqueza de los documentos planimétricos de
los edificios e instalaciones, que se conservan en diversos archivos públicos y privados.
Todos ellos son vestigios de una actividad productiva y un proceso tecnológico
fuertemente caracterizados y ya hoy desaparecidos, observables en un territorio
delimitado: el municipio de Fabero y su núcleo industrial y urbano.
Se trata, pues, de un conjunto de elementos de enorme valor. Hay que tener en
cuenta, sin embargo, que el valor de cada núcleo se acrecienta y encuentra su
verdadero sentido como elemento configurador de un único sistema complejo y
discontinuo, de una singular red industrial que se ha generado de manera diacrónica, sin
pausa temporal y a lo largo de varias décadas, conforme ha ido evolucionando la
actividad industrial, y que trasciende (aunque comprende) el mismo sistema productivo
Una vez perdida la funcionalidad minera productiva, el conjunto conserva el intenso
carácter representativo de la actividad social global que ha caracterizado a la cuenca de
Fabero. En este sentido cabe destacar la actividad de la comunidad local que integra a
los antiguos trabajadores de las minas y a sus descendientes, que mantienen muy viva
la memoria colectiva de todo lo que supuso la minería en la zona, a través de la
promoción de diversas actividades culturales novedosas que hunden sus raíces en ese
pasado.
cve: BOE-A-2021-7839
Verificable en https://www.boe.es
Núm. 112
Martes 11 de mayo de 2021
Sec. III. Pág. 56728
En consecuencia, la extracción del carbón de antracita en la cuenca de Fabero, ha
dado lugar a una transformación radical del territorio así delimitado, conformando un
paisaje antropizado en el que se integran, junto al conjunto de instalaciones y edificios
ligados al patrimonio histórico minero, el sistema de asentamientos poblacionales
asociados, caracterizados por una arquitectura vernácula con características propias.
Un elemento destacado es la conformación de un paisaje peculiar como
consecuencia de la actividad minera en su fase más intensa, es decir, la correspondiente
al siglo XX. Es en este período cuando la minería ha generado un conjunto amplio y
variado de núcleos e instalaciones industriales, separados pero interrelacionados entre
sí, que contienen las instalaciones y los edificios necesarios para la asegurar la actividad
extractiva.
Cada uno de los enclaves presenta un evidente interés patrimonial por los elementos
singulares que contiene: las galerías y pozos mineros, los castilletes para acceder al
subsuelo, las salas de máquinas, los lavaderos y clasificadores del mineral, las
instalaciones para los mineros, las dependencias administrativas y de gestión, los
centros asistenciales y de abastecimiento y las infraestructuras viarias y de conexión de
los procesos de transporte del material extraído. La evolución de las técnicas mineras a
lo largo del tiempo ha generado también otros paisajes singulares, como el de La Corta,
explotación a cielo abierto que se encuentra en fase de regeneración ambiental.
A estas instalaciones hay que añadir agrupaciones de viviendas de nueva planta
destinadas a los operarios. El poblado surgido en torno a la mina, se presenta como una
realidad diferenciada respecto al territorio en que se asienta, en un paisaje propio
generado por la explotación minera, con unos usos y costumbres diferenciados,
característicos en muchos casos de una población inmigrante y de un sistema de vida y
de trabajo, muy diferentes de los pueblos campesinos de los alrededores.
Estos poblados contaban además con servicios e instalaciones en muchos casos
promocionados y gestionados desde la propiedad, como el economato, edificio
emblemático para los habitantes de este municipio, destacando las máquinas de
provisión de aceite, o las cartillas en las que se iba anotando el gasto mensual. El
hospital es otro de los edificios más significativos de este conjunto, perfectamente
equipado con todo lo necesario para atender a los accidentados o con dolencias propias
derivadas del trabajo, y que ofrecía además servicios de medicina preventiva y contaba
con sala operaciones. Constituyen, por tanto, un grupo de edificaciones e instalaciones
destinadas a equipamientos y servicios ligados a la atención de la población trabajadora,
entendida como grupo social y laboralmente homogéneo.
El proceso minero ha generado asimismo una gran cantidad de documentación
histórica; no podemos olvidar el interés y la riqueza de los documentos planimétricos de
los edificios e instalaciones, que se conservan en diversos archivos públicos y privados.
Todos ellos son vestigios de una actividad productiva y un proceso tecnológico
fuertemente caracterizados y ya hoy desaparecidos, observables en un territorio
delimitado: el municipio de Fabero y su núcleo industrial y urbano.
Se trata, pues, de un conjunto de elementos de enorme valor. Hay que tener en
cuenta, sin embargo, que el valor de cada núcleo se acrecienta y encuentra su
verdadero sentido como elemento configurador de un único sistema complejo y
discontinuo, de una singular red industrial que se ha generado de manera diacrónica, sin
pausa temporal y a lo largo de varias décadas, conforme ha ido evolucionando la
actividad industrial, y que trasciende (aunque comprende) el mismo sistema productivo
Una vez perdida la funcionalidad minera productiva, el conjunto conserva el intenso
carácter representativo de la actividad social global que ha caracterizado a la cuenca de
Fabero. En este sentido cabe destacar la actividad de la comunidad local que integra a
los antiguos trabajadores de las minas y a sus descendientes, que mantienen muy viva
la memoria colectiva de todo lo que supuso la minería en la zona, a través de la
promoción de diversas actividades culturales novedosas que hunden sus raíces en ese
pasado.
cve: BOE-A-2021-7839
Verificable en https://www.boe.es
Núm. 112