Número 55 - Miércoles, 22 de marzo de 2023

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Según el Instituto Nacional de Estadística INE, en sus magnitudes regionalizadas
según Comunidades Autónomas y Ciudades Autónomas y actividad principal, Andalucía
ocupó el segundo lugar en el año 2020, solo por detrás de Cataluña, en el «ranking»
nacional para las siguientes variables: número de locales, cifra de negocio, sueldos y
salarios y personal ocupado. Y según el mismo INE Andalucía es líder nacional en cuanto
a inversión en activos materiales de la metalurgia regional, con una inversión de 1.241
millones de euros en 2020 (un 32,5% de lo invertido en toda la industria andaluza) y muy
por delante de Cataluña, que invirtió ese mismo año 357 millones de euros.
A la vista de la importancia del sector en España, y la notable contribución que se
hace desde Andalucía, queda justificado que la política industrial andaluza, a través del
plan de cadena de valor que la desarrolla, preste una especial atención a fortalecer su
estructura industrial, con la puesta en marcha del «Plan de cadena de valor CRECE
Industria metalúrgica en Andalucía».
El plan parte de un diagnóstico compartido con los principales agentes del sector que
evidencia la oportunidad de apostar de manera firme por la digitalización y la eficiencia
energética en los procesos. Esta oportunidad se refiere específicamente al desarrollo
digital con la automatización y robotización de procesos, para la mejora de la calidad
y excelencia, así como para la mejora de la competitividad empresarial, siguiendo la
senda de los países líderes de la metalurgia europea. En definitiva, la oportunidad de
la aplicación de nuevas tecnologías para el diseño y simulación, control de procesos,
gestión de datos, trazabilidad de productos o reproducibilidad de procesos, que permitan
mejorar la productividad, avanzando en ese enfoque de calidad total y excelencia.
Para todo ello, el plan establece como primero de sus objetivos, el referido a la
sostenibilidad ambiental, en relación con el crecimiento del sector, tanto a corto como a
largo plazo, centrándose en la búsqueda de la neutralidad en las emisiones de CO2, el
fomento de la economía circular, así como en la mejora de la eficiencia energética y el
aprovechamiento de las energías renovables para dotar a la actividad metalúrgica de una
mayor competitividad y una menor huella de carbono. Y ello, a través de dos objetivos
específicos que se refieren a la mejora energética en el desempeño de la fabricación
metalúrgica y al desarrollo de proyectos de economía circular.
En el ámbito de la mejora energética, se destacan tres iniciativas clave para lograr
avanzar hacia una industria metalúrgica más eficiente energéticamente y que limite el uso
de fuentes energéticas fósiles en su proceso productivo y actividades. Estas iniciativas
se refieren al fomento del uso de combustibles alternativos y empleo de energía solar en
los procesos fabriles, la mejora de la eficiencia energética de las instalaciones fabriles
existentes, especialmente para el ahorro de energía eléctrica, así como aprovechamiento
de las energías renovables, así como el fomento de nuevos sistemas de mercado y de
balance de energía, tales como agregadores de demanda o servicios energéticos, que
puedan repercutir en la factura energética de las empresas del sector u otros recursos
para mitigar el impacto del coste de la energía.
El segundo de los objetivos generales está centrado en la búsqueda de una alta
productividad, competitividad y desarrollo tecnológico buscando su diferenciación por su
eficiencia productiva y la calidad de los servicios y productos ofrecidos, aprovechando
la digitalización de las empresas del sector para orientarlo hacia modelos de negocio
basados en la Industria 5.0. especialmente relacionados con el «Big Data», los algoritmos
de datos y otras dirigidas al mantenimiento predictivo.
La promoción del capital humano se constituye como tercero de los objetivos y se
articulará a través de la formación para un mejor acceso, adaptación y calidad del empleo
y el fomento de oficios tradicionales, incluyendo asimismo el fomento del emprendimiento
y de las mejores prácticas laborales, por lo que los objetivos específicos asociados se
relacionan con la calidad del empleo a través de la profesionalización y la extensión
del conocimiento y valor que aporta, así como con la certificación de las personas, los
procesos y los productos.
Depósito Legal: SE-410/1979. ISSN: 2253-802X

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