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Bien de interés cultural – Resolución de 4 de junio de 2024, de la Dirección General de Patrimonio Cultural y Oficina del Español, por la que se incoa el expediente de declaración como bien de interés cultural de la Comunidad de Madrid, en la categoría de conjunto histórico, de la Quinta de los Molinos en Madrid
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B.O.C.M. Núm. 145
BOLETÍN OFICIAL DE LA COMUNIDAD DE MADRID
MIÉRCOLES 19 DE JUNIO DE 2024
contramos variedad de paisajes, edificaciones y elementos patrimoniales que dan forma a
la particular visión de su creador en cuanto a la relación de la ciudad con el territorio.
Su posición respecto a la ciudad en la época de su creación se ajustaba a lo habitual:
se ubicaba en las afueras, entre el campo y la ciudad, junto a una vía de comunicación principal (la Carretera de Aragón), que la relacionaba con otras propiedades de carácter semejante (la Quinta de Torre Arias y El Jardín del Capricho). Entre los elementos construidos
de la Quinta, la casa (llamado Palacete de Cort), una edificación aislada situada en la parte
más alta de la parcela, domina, como es habitual, el paisaje circundante, dirigiendo la visión hacia los extensos jardines y las vistas panorámicas. Su doble fachada, una orientada
hacia los jardines y otra hacia el núcleo urbano, representa un ejemplo de un tipo de solución característica de las quintas promovidas por la burguesía en el siglo XIX.
Todo el perímetro original de la Quinta estuvo tapiado y actualmente podemos observar tres tipos de cerramientos. El primero de ellos es un muro de ladrillo macizo visto compuesto por paños ciegos entre pilastras que lo refuerzan y remate superior con barandilla
metálica. Un segundo cerramiento, en el viario principal que se inicia en el camino de la
Fuente Portuguesa y finaliza en la plaza, consiste en un muro de obra enfoscado y pintado
de blanco con hornacinas cuadrangulares dentro de las cuales aparece otra hornacina con
arco de medio punto de mayor fondo y tubos drenantes circulares. En los límites con la calle Juan Ignacio Luca de Tena al norte y Alcalá al sur, ya en época como parque público, se
sustituyó el muro original por un vallado compuesto de murete con reja entre pilares que
permite vistas hacia el interior de la Quinta.
En la calle Juana I de Castilla, fuera de los límites de la Quinta, se localiza un muro escalonado construido con ladrillo macizo visto compuesto por paños ciegos entre pilastras
que lo refuerzan, sin remate de borde. En medio y de forma puntual lo interrumpe un torreón de aproximadamente 6 metros de altura y planta cuadrangular de 3 metros de lado.
La Quinta de los Molinos cuenta actualmente con seis accesos. El acceso principal se
encuentra en la calle Alcalá, 527, con un frontal con la misma arquitectura del palacete.
Cerca de esta entrada se sitúa un acceso fruto de la construcción del CAD de San Blas.
Existen además otros accesos: en el norte una puerta con reja que da acceso directo al
portón del palacete; un acceso junto a la Casa del Reloj, en el callejón de Juan Ignacio Luca
de Tena; y otra entrada para las labores de conservación en la calle Dr. Zamenhof. En el perímetro oeste se abrió una nueva puerta, solicitada por los vecinos en los años 90, desde la
calle Miami, que ofrece un acceso directo a los cuarteles de almendros.
Un camino de acceso formalizado mediante una alineación arbórea que atraviesa el recinto de sur al norte, sirve de enlace entre las edificaciones de la parte norte y el portal de
acceso en el extremo sur. Este paseo principal de 907 metros de largo presenta un ancho variable desde los 5 hasta los 10 metros.
En la Quinta se diferencian, paisajísticamente, dos amplias zonas. Por un lado, la zona
norte, donde se encuentra el palacete y otras construcciones, que es una zona densamente
arbolada, en la que se encuentran jardines formales y geométricos que, al alejarse de las
construcciones, y aprovechando la vaguada natural del arroyo de Trancos, se transforman
en un jardín romántico, con sus caminos sinuosos e hitos paisajísticos. Por otro lado, la zona
sur, con un carácter netamente agrario, se caracteriza por cuarteles plantados con almendros, alguno de pinar u olivos, delimitados por barreras vegetales, creando un singular paisaje rural en la ciudad.
La Quinta cuenta con varios elementos patrimoniales que enriquecen el valor del
conjunto:
— Palacete de Cort: es el edificio principal de la Quinta, llamada la casa rosada hasta la
cesión, y una de las obras más relevantes de César Cort. Su construcción se inició
hacia 1925, pero no adquirió su dimensión y forma actuales hasta la ampliación
de 1954, con un estilo muy representativo del movimiento artístico conocido
como la Secesión Vienesa, y uno de los mejores ejemplos de este tipo de arquitectura en Madrid. Las estancias están estructuradas en torno a un patio central rectangular y el conjunto está rematado por una torre de planta cuadrangular en el
centro de la fachada sur de medidas menores a medida que crece, dando su aspecto tan característico. Fue diseñado como residencia, pero al haber sido objeto de
tres intervenciones ha perdido parte de su distribución inicial. En la actualidad, el
patio se encuentra cerrado con una cubierta acristalada apoyada sobre pilares metálicos. El ala norte, de mayor crujía, acoge el auditorio diseñado para la escuela
de música. En planta baja se conserva una gran sala con bóvedas de arista de las
mismas características que el Complejo de la entrada de la Quinta de los Molinos.
Pág. 181
BOCM-20240619-53
BOCM
BOLETÍN OFICIAL DE LA COMUNIDAD DE MADRID
MIÉRCOLES 19 DE JUNIO DE 2024
contramos variedad de paisajes, edificaciones y elementos patrimoniales que dan forma a
la particular visión de su creador en cuanto a la relación de la ciudad con el territorio.
Su posición respecto a la ciudad en la época de su creación se ajustaba a lo habitual:
se ubicaba en las afueras, entre el campo y la ciudad, junto a una vía de comunicación principal (la Carretera de Aragón), que la relacionaba con otras propiedades de carácter semejante (la Quinta de Torre Arias y El Jardín del Capricho). Entre los elementos construidos
de la Quinta, la casa (llamado Palacete de Cort), una edificación aislada situada en la parte
más alta de la parcela, domina, como es habitual, el paisaje circundante, dirigiendo la visión hacia los extensos jardines y las vistas panorámicas. Su doble fachada, una orientada
hacia los jardines y otra hacia el núcleo urbano, representa un ejemplo de un tipo de solución característica de las quintas promovidas por la burguesía en el siglo XIX.
Todo el perímetro original de la Quinta estuvo tapiado y actualmente podemos observar tres tipos de cerramientos. El primero de ellos es un muro de ladrillo macizo visto compuesto por paños ciegos entre pilastras que lo refuerzan y remate superior con barandilla
metálica. Un segundo cerramiento, en el viario principal que se inicia en el camino de la
Fuente Portuguesa y finaliza en la plaza, consiste en un muro de obra enfoscado y pintado
de blanco con hornacinas cuadrangulares dentro de las cuales aparece otra hornacina con
arco de medio punto de mayor fondo y tubos drenantes circulares. En los límites con la calle Juan Ignacio Luca de Tena al norte y Alcalá al sur, ya en época como parque público, se
sustituyó el muro original por un vallado compuesto de murete con reja entre pilares que
permite vistas hacia el interior de la Quinta.
En la calle Juana I de Castilla, fuera de los límites de la Quinta, se localiza un muro escalonado construido con ladrillo macizo visto compuesto por paños ciegos entre pilastras
que lo refuerzan, sin remate de borde. En medio y de forma puntual lo interrumpe un torreón de aproximadamente 6 metros de altura y planta cuadrangular de 3 metros de lado.
La Quinta de los Molinos cuenta actualmente con seis accesos. El acceso principal se
encuentra en la calle Alcalá, 527, con un frontal con la misma arquitectura del palacete.
Cerca de esta entrada se sitúa un acceso fruto de la construcción del CAD de San Blas.
Existen además otros accesos: en el norte una puerta con reja que da acceso directo al
portón del palacete; un acceso junto a la Casa del Reloj, en el callejón de Juan Ignacio Luca
de Tena; y otra entrada para las labores de conservación en la calle Dr. Zamenhof. En el perímetro oeste se abrió una nueva puerta, solicitada por los vecinos en los años 90, desde la
calle Miami, que ofrece un acceso directo a los cuarteles de almendros.
Un camino de acceso formalizado mediante una alineación arbórea que atraviesa el recinto de sur al norte, sirve de enlace entre las edificaciones de la parte norte y el portal de
acceso en el extremo sur. Este paseo principal de 907 metros de largo presenta un ancho variable desde los 5 hasta los 10 metros.
En la Quinta se diferencian, paisajísticamente, dos amplias zonas. Por un lado, la zona
norte, donde se encuentra el palacete y otras construcciones, que es una zona densamente
arbolada, en la que se encuentran jardines formales y geométricos que, al alejarse de las
construcciones, y aprovechando la vaguada natural del arroyo de Trancos, se transforman
en un jardín romántico, con sus caminos sinuosos e hitos paisajísticos. Por otro lado, la zona
sur, con un carácter netamente agrario, se caracteriza por cuarteles plantados con almendros, alguno de pinar u olivos, delimitados por barreras vegetales, creando un singular paisaje rural en la ciudad.
La Quinta cuenta con varios elementos patrimoniales que enriquecen el valor del
conjunto:
— Palacete de Cort: es el edificio principal de la Quinta, llamada la casa rosada hasta la
cesión, y una de las obras más relevantes de César Cort. Su construcción se inició
hacia 1925, pero no adquirió su dimensión y forma actuales hasta la ampliación
de 1954, con un estilo muy representativo del movimiento artístico conocido
como la Secesión Vienesa, y uno de los mejores ejemplos de este tipo de arquitectura en Madrid. Las estancias están estructuradas en torno a un patio central rectangular y el conjunto está rematado por una torre de planta cuadrangular en el
centro de la fachada sur de medidas menores a medida que crece, dando su aspecto tan característico. Fue diseñado como residencia, pero al haber sido objeto de
tres intervenciones ha perdido parte de su distribución inicial. En la actualidad, el
patio se encuentra cerrado con una cubierta acristalada apoyada sobre pilares metálicos. El ala norte, de mayor crujía, acoge el auditorio diseñado para la escuela
de música. En planta baja se conserva una gran sala con bóvedas de arista de las
mismas características que el Complejo de la entrada de la Quinta de los Molinos.
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