III. Otras disposiciones. COMUNIDAD AUTÓNOMA DE EXTREMADURA. Bienes de interés cultural. (BOE-A-2021-10817)
Decreto 40/2021, de 18 de mayo, por el que se declara el Puente del Conde, en los términos municipales de Aldeacentenera y Cabañas del Castillo (Cáceres) como bien de interés cultural, con la categoría de monumento.
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BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO
Núm. 154
Martes 29 de junio de 2021
Sec. III. Pág. 77908
grandes contrafuertes interiores encalados para dar solidez al conjunto. La parte superior
no se conserva, excepto las grandes vigas de madera. En cualquier caso, puede
comprobarse la disposición del tejado a dos aguas, seguramente mediante teja árabe
tradicional. Los interiores, pese al deficiente estado de conservación, permiten ver su
enfoscado con cal y, asimismo, las piedras solera y volandera de la molienda.
La ausencia de techumbre por el paso del tiempo permite ver los troncos que
sostenían los entresuelos. A un lateral hay un muro más bajo que conduce a la zona de
entrada del agua a través del cárcavo. Las pequeñas oquedades de la parte superior del
muro podrían ser entradas de palomas (importantes como recurso cárnico en el contexto
de la economía de subsistencia). En este caso, el muro se adapta a la pendiente hasta
llegar a las salidas de agua del molino. En la fábrica de los muros alterna la mampostería
con mortero de tierra y la piedra seca, siempre con la pizarra como material básico. Es
aquí cuando podemos comprobar la gran adaptación de esta arquitectura a un entorno
que se modifica de forma traumática y cómo la arquitectura tradicional, lejos de ser
simplemente intuitiva, también requiere la aplicación de cálculos precisos por parte de
los alarifes o constructores vernáculos.
Alrededor se observan evidencias de antiguos usos de huerta, gracias a la presencia
de especies vegetales como granados, higueras, membrilleros y un gran fresno que
hunde sus raíces en uno de los propios muretes del canal. Existen también dos entradas
de agua que comunican con una balsa y con el canal y conducen el agua al molino. El
canal transcurre paralelo al curso del mismo. Está levantado en mampostería de pizarra
con alturas reforzadas con tierra compactada que llega directamente a una toma del río.
El molino es estudiado en la muy documentada obra de Gonzalo Vivas Martín y
Óscar Luis Mateos González «Por los cauces del Almonte» (Navalmoral de la Mata,
2007). En ella se explica que estaba dividido en dos partes por una estructura de
madera, con dos entradas distintas. También, que es el más grande de la zona, y que
poseía el huerto referido.
La rehabilitación de este inmueble sería muy aconsejable, dado su estado de
conservación y ubicación.
Las tres zahúrdas próximas existentes están construidas con mampostería ordinaria
de piedra local y mortero de tierra. Las zahúrdas se dividen en dos espacios: el primero,
cubierto, es la cámara de cría o paridera, y el segundo, un emplazamiento más o menos
circular, sin cubierta, que sirve para el desenvolvimiento de los lechones, una vez
destetados. Las cubiertas poseen un cerramiento de falsa cúpula mediante aproximación
de hiladas concéntricas muy característico, y rematadas con tierra compactada.
Estas tres zahúrdas que se incluyen en el Entorno junto al canal y el molino, sin duda
aportan información de gran importancia para entender todos los elementos como
conjunto, si tenemos en cuenta que la actividad de la molienda se conectaba con una
ocupación del territorio permanente, donde primaba la economía de subsistencia y el
hacer frente a un entorno difícil, por su orografía y por las escasas posibilidades para su
transformación traumática, merced a la tecnología disponible.
La cría de cerdos para autoconsumo se relaciona directamente con modos de vida
sedentarios, pues el cerdo, al contrario que los rumiantes de estas zonas (antaño cabras,
y hoy día también ovejas) no se adaptan a la movilidad para el aprovechamiento de
recursos alimenticios, ni siquiera en radios cortos. En ese sentido, estas construcciones,
como puede deducirse de su sencillez, formaban parte de la obtención de recursos por
parte del molinero y su familia, con la huella que ello implica en el paisaje.
Si tenemos en cuenta que el canal que conduce el agua al molino permite a su vez
reconducirla para el riego tradicional, y que gracias a ello se permitía el desarrollo del
agroecosistema de la huerta, muy distinto al entorno serrano circundante, será fácil
entender que incluso en este espacio, poco adecuado para el desarrollo de productos
vegetales aptos para un animal no rumiante, era posible disponer de subproductos de
huerta para su alimentación, sin descartar que se les proporcionara centeno, el cereal más
cve: BOE-A-2021-10817
Verificable en https://www.boe.es
Las zahúrdas.
Núm. 154
Martes 29 de junio de 2021
Sec. III. Pág. 77908
grandes contrafuertes interiores encalados para dar solidez al conjunto. La parte superior
no se conserva, excepto las grandes vigas de madera. En cualquier caso, puede
comprobarse la disposición del tejado a dos aguas, seguramente mediante teja árabe
tradicional. Los interiores, pese al deficiente estado de conservación, permiten ver su
enfoscado con cal y, asimismo, las piedras solera y volandera de la molienda.
La ausencia de techumbre por el paso del tiempo permite ver los troncos que
sostenían los entresuelos. A un lateral hay un muro más bajo que conduce a la zona de
entrada del agua a través del cárcavo. Las pequeñas oquedades de la parte superior del
muro podrían ser entradas de palomas (importantes como recurso cárnico en el contexto
de la economía de subsistencia). En este caso, el muro se adapta a la pendiente hasta
llegar a las salidas de agua del molino. En la fábrica de los muros alterna la mampostería
con mortero de tierra y la piedra seca, siempre con la pizarra como material básico. Es
aquí cuando podemos comprobar la gran adaptación de esta arquitectura a un entorno
que se modifica de forma traumática y cómo la arquitectura tradicional, lejos de ser
simplemente intuitiva, también requiere la aplicación de cálculos precisos por parte de
los alarifes o constructores vernáculos.
Alrededor se observan evidencias de antiguos usos de huerta, gracias a la presencia
de especies vegetales como granados, higueras, membrilleros y un gran fresno que
hunde sus raíces en uno de los propios muretes del canal. Existen también dos entradas
de agua que comunican con una balsa y con el canal y conducen el agua al molino. El
canal transcurre paralelo al curso del mismo. Está levantado en mampostería de pizarra
con alturas reforzadas con tierra compactada que llega directamente a una toma del río.
El molino es estudiado en la muy documentada obra de Gonzalo Vivas Martín y
Óscar Luis Mateos González «Por los cauces del Almonte» (Navalmoral de la Mata,
2007). En ella se explica que estaba dividido en dos partes por una estructura de
madera, con dos entradas distintas. También, que es el más grande de la zona, y que
poseía el huerto referido.
La rehabilitación de este inmueble sería muy aconsejable, dado su estado de
conservación y ubicación.
Las tres zahúrdas próximas existentes están construidas con mampostería ordinaria
de piedra local y mortero de tierra. Las zahúrdas se dividen en dos espacios: el primero,
cubierto, es la cámara de cría o paridera, y el segundo, un emplazamiento más o menos
circular, sin cubierta, que sirve para el desenvolvimiento de los lechones, una vez
destetados. Las cubiertas poseen un cerramiento de falsa cúpula mediante aproximación
de hiladas concéntricas muy característico, y rematadas con tierra compactada.
Estas tres zahúrdas que se incluyen en el Entorno junto al canal y el molino, sin duda
aportan información de gran importancia para entender todos los elementos como
conjunto, si tenemos en cuenta que la actividad de la molienda se conectaba con una
ocupación del territorio permanente, donde primaba la economía de subsistencia y el
hacer frente a un entorno difícil, por su orografía y por las escasas posibilidades para su
transformación traumática, merced a la tecnología disponible.
La cría de cerdos para autoconsumo se relaciona directamente con modos de vida
sedentarios, pues el cerdo, al contrario que los rumiantes de estas zonas (antaño cabras,
y hoy día también ovejas) no se adaptan a la movilidad para el aprovechamiento de
recursos alimenticios, ni siquiera en radios cortos. En ese sentido, estas construcciones,
como puede deducirse de su sencillez, formaban parte de la obtención de recursos por
parte del molinero y su familia, con la huella que ello implica en el paisaje.
Si tenemos en cuenta que el canal que conduce el agua al molino permite a su vez
reconducirla para el riego tradicional, y que gracias a ello se permitía el desarrollo del
agroecosistema de la huerta, muy distinto al entorno serrano circundante, será fácil
entender que incluso en este espacio, poco adecuado para el desarrollo de productos
vegetales aptos para un animal no rumiante, era posible disponer de subproductos de
huerta para su alimentación, sin descartar que se les proporcionara centeno, el cereal más
cve: BOE-A-2021-10817
Verificable en https://www.boe.es
Las zahúrdas.