III. Otras disposiciones. COMUNIDAD AUTÓNOMA DE GALICIA. Bienes de interés cultural. (BOE-A-2021-7047)
Decreto 235/2020, de 3 de diciembre, por el que se declara bien de interés cultural el monasterio de San Martiño Pinario y se delimita su entorno de protección y el de la Catedral metropolitana, la iglesia de San Francisco do Val de Deus, el Hospital Real y su capilla, el Palacio arzobispal de Gelmírez, la biblioteca pública Ánxel Casal y las sedes del Museo de las Peregrinaciones y de Santiago de Compostela.
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BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO
Jueves 29 de abril de 2021

Sec. III. Pág. 51306

una composición dinámica en la cual la santa acompañada por ángeles, sube a los
cielos, donde la esperan Cristo, la Virgen y San Juan. Curiosamente, la parte central de
este retablo se abre para convertirse en puerta de acceso al claustro procesional.
Capilla de San Bernardo: Ya a la altura de la entrada de la iglesia por su muro sur, la
capilla de San Bernardo, trazada por fray Plácido Camina, imita en su estructura a la de
Santa Catalina, que se encuentra justo enfrente, y presenta en la hornacina central una
imagen del santo que podría encuadrarse en el taller de José Ferreiro.
Coro alto: Desde el año 2002-2004 el coro alto exhibe la sillería realizada para la
catedral de Santiago, que fue encargada por el arzobispo San Clemente entre 1603
y 1604 para sustituir el antiguo coro pétreo allí existente, construido y labrado por el
maestro Mateo y su taller sobre 1200 y que ocupaba los primeros cuatro tramos de la
nave mayor.
Las piezas de este viejo coro pétreo se reutilizaron durante los primeros años del s.
XVII en la propia catedral compostelana, en especial en la Puerta Santa algunas, y otras
como imágenes de culto. Pero la mayoría sirvieron de material de construcción en las
diversas obras en curso: escalinata del Obradoiro, relleno del patio y crujías del claustro
y edificios anexos. Otras salieron de la catedral y se emplearon en diversos lugares del
territorio gallego.
Al derribo de este coro medieval le sucedió una nueva sillería de madera más acorde
con las nuevas disposiciones tridentinas; en especial se cuidó que la silla del arzobispo
ocupara un lugar preeminente que coincidiera con el centro del testero.
Los encargados de esta obra fueron los escultores Xoán Davila y Gregorio Español,
que lo finalizaron el 11 de julio de 1608. Partiendo de un eje central formado por la silla
arzobispal limitado por unas escaleras, se desarrollan treinta y cinco sillas en su parte
inferior para los titulares, que representan bustos en relieve de los padres de la Iglesia
latina y de la oriental junto a cuatro de las virtudes, mártires, vírgenes y santos
fundadores de órdenes religiosas. Arriba, cuarenta y nueve sillas destinadas a los
clérigos.
El gardapolvo mezcla la forma rectangular de la escena con la separación de
columnas para presentar hechos heroicos llevados a cabo por los miembros de la iglesia
anteriormente presentados, presididos por la hornacina enmarcada en un frontón en que
se muestra a Santiago ecuestre.
Este coro lígneo cumplió su función hasta mediados del s. XX cuando, después de
varias vicisitudes, la Dirección General de Bellas Artes en 1944 ordenó retirar una parte
del coro, ya parcialmente desmontado. Al no disponer la catedral de un espacio
suficiente para su montaje se trasladó al coro alto del monasterio de San Martiño Pinario,
pero en los años 70 se volvió a trasladar hasta el presbiterio de la iglesia de Sobrado dos
Monxes, en el que permaneció hasta 2003, cuando se decidió volver al coro alto de San
Martiño, donde fue restaurado y vuelto a montar.
Oratorio de San Felipe Neri: Completando la cabecera, a ambos lados de la capilla
mayor se encuentran la capilla de San Felipe Neri, en el muro meridional y la statio en el
septentrional, dos estancias concebidas por Mateo López y construidas en los primeros
momentos de la obra con el intención de establecer una relación estrecha entre estos
espacios y la nave, aunque a causa de la construcción de los claustros, ambas
dependencias fueron ampliadas por Bartolomé Fernández Lechuga. El oratorio de San
Felipe Neri responde a la tipología de las sacristías renacentistas y debió funcionar como
tal en sus primeros tiempos, cuando Fernández Lechuga crea este aditamento para
comunicar los nuevos claustros con la iglesia. Posteriormente debió ser sede de la
congregación del mismo nombre destinada a la instrucción de la juventud y la asistencia
de indigentes, peregrinos y presos. En el segundo mandato de fray Isidoro de Arriaga
(1694-1697), dentro de un plan de ampliación del monasterio que dirigió fray Gabriel de
Casas, se dispuso la construcción de una sacristía nueva, que vendría a sustituir a la
proyectada por Mateo López. El proyecto engloba la antesancrístia, la sacristía, la theca
o capilla de reliquias, y la escalera a la librería.

cve: BOE-A-2021-7047
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Núm. 102